Erizar una ciudad a base de controloles policiales, helicópteros de vigilancia, contenedores precintados y calles cerradas al tráfico quizás fuera motivo de desprestigio hace treinta años, pero en esta década del siglo XXI la seguridad es un valor en alza, aunque quién sabe si inflacionista.
La Reunión Informal de Ministros de la Competitividad de la UE que se celebra en Donostia nos hace, sin embargo, sumamente felices. No solamente permite recuperar esos controles de la Policía que forman parte de nuestro patrimonio inmaterial amenazado con la desaparición, sino que lo hace en su forma más bella, ésa que a base de furgonetas cruzadas, barreras de pinchos y agentes armados de escopetas, no sólo consigue que te consideres sospechoso, sino incluso plenamente culpable.
Además, el guirigay circulatorio confirma lo que ya nos temíamos: en San Sebastián no sólo sobran coches, sino también calles. No obstante, se recomienda recurrir hoy y mañana al transporte público, por cierto, el único que garantiza un paso limpio por los citados controles.
Han venido a San Sebastián ministros y representantes de todos los países de la UE, excepto Bulgaria. Un saludo al representante de Grecia, país cuyo ascendente sobre la reina española no ha evitado que toda la prensa nacional le atribuya el mismo papel de apestado en la UE que en los municipios juegan los inmigrantes no empadronados. Un lastre, por decirlo en pocas palabras.
Y pese a todo y en lo que a los ciudadanos de a pie se refiere, el interés se centra básicamente en la exposición ‘Sueños de silicio’ que acoge Tabakalera,. Allí aguardan artefactos como el robot interactivo ‘Réquiem’, de Marce-lí Antúnez o ‘Luci sin nombre y sin memoria’, “un simulacro electrónico y computacional de las luciérnagas del sudeste asiático”, firmado por José Manuel Berenguer.
Amén de otros valores, la exposición permite reflexionar sobre la inquietante irrupción del futuro en el presente y sobre el creciente proceso de confluencia entre el arte contemporáneo y la gastronomía de última generación, de forma que terminaremos teniendo problemas para distinguir una obra conceptual del segundo entrante, sobre todo, si los dos van sobre un plato cuadrado.