La lectura de los sumarios abiertos en España por casos relacionados con la corrupción política se ha convertido en vía de instrucción para el pueblo llano. Así, mientras que el descubrimiento de un cuadro de Joan Miró en el baño de Juan Antonio Roca disparó el interés popular por la obra del artista barcelonés, la escobilla marca Lulú -350 euros el ejemplar- que el ex presidente balear, Jaume Matas, había adquirido para su WC nos abre las puertas a un mundo cuya existencia ni siquiera sospechábamos.

Más allá del origen delictivo de las adquisiciones del político ‘popular, el recuento que ofrecen los distintos sumarios conforman un especial ‘Estilo’ digno de cualquier suplemente dominical. Matas y señora se compraron televisores de 12.000 euros, relojes de 23.000, sofás de 22.000 y vajilla de 100.000, pero hasta ahí sólo hay un despilfarro descomunal.  De puertas de váter para  dentro, empieza el surrealismo. Eso sí: sólo una cisterna de WC bien surtida de Vichy catalán estaría a la altura de la escobilla Lulú. Matas sólo tenía agua corriente, lo que delata su condición de nuevo rico.

Habrá de decidir el juez qué cifra exacta, expresada en millones de euros, constituye una fianza digna de un personaje que para eludir las acusaciones de corrupcióin, ya ha confesado múltiples operaciones en dinero negro. Esto explica que Hacienda le devolviera dinero, en concreto 900 euros, al cambio, apenas dos escobillas y media.

Todos despreciamos a las entidades bancarias, pero sólo Matas las erradicó de su vida. Lo que le convierte en un individuo, si no ejemplar, al menos sí envidiable, es que llevó la teoría a la práctica. Madoff será el paradigma de anti-sistema, pero Matas lo es del alter-mundialismo, la prueba palpable de que otro modelo domestico-financiero es posible: durante los años en los que dilapidó cuatro millones de euros sólo tuvo necesidad de sacar 450 del banco.