Los donostiarras nos caracterizamos, entre otras cosas, por cruzarnos los unos con los otros en la vida un mínimo de dos veces. Así, la antigua novia reaparece años después convertida en tu jefa, el vecino irrumpe como tu abogado de oficio y aquel compañero de pupitre es ahora tu vecino de tu escalera. De Juana […]