1) De no ser por el inopinado ingreso de Luis Aragonés en las filas de Al Quaeda del Magreb y sus despiadadas críticas al juego de la selección española, ni nos hubiéramos enterado de lo mal entrenador que es Del Bosque.
2) Sin embargo, no hay motivo de queja. A la luz de los precedentes, todo lo que rodea a la ‘Roja’ en este Mundial está resultando de una placidez que asusta: ni un escándalo federativo, ni una crítica de la prensa, ni un seleccionado vasco bajo sospecha, ni un catalán acusado de desafecto… Tan sólo el tenue recuerdo de que una victoria española se saldará con el pago de 600.000 euros a cada jugador. Sin embargo, el pueblo es muy sabio y jamás ensuciará una victoria histórica sacando a relucir asuntos de dinero. No hay que olvidar que España es ahora mismo el legítimo representante del Orgullo PIG en el Mundial
3) En cuanto a los rivales, cabe destacar el viaje que han emprendido las opiniones en torno al equipo argentino. Hagan memoria: hace un mes Maradona era un analfabeto futbolístico sin dotes de mando, ni habilidades psicológicas. Ahora es -junto a Sara Carbonero, tamibén en la banda- la única noticia en un Mundial plano. No se descarta que la FIFA intente reeditar viejos éxitos mediante nuevos controles antidóping que, si dan positivo, será definitivamente porque su cuerpo genera.
4) La participación de Cristiano Ronaldo ha confirmado que los 90 millones de euros que cuesta encuentran su mejor destino en convencerle de que se quede en el banquillo. El entrenador portugués emuló a ZP con sus ministros e insistió en mantenerle en el campo pese a las señales evidentes de debacle. En un último y estéril intento de seguir vendiendo camisetas -así sea entre el target punk-, CR escupió a un cámara de televisión, así son cosas del directo.
5) Pocos factores dan cuenta de forma tan cruel de los estragos que causa el paso del tiempo como la evolución del juego de Brasil, antaño un equipo cuya presencia justificaba por sí sola la celebración de los Mundiales y a día de hoy, una calculadora andante, otra más.
6) En cuanto a los finalistas del pasado Mundial -a estas horas, de vacaciones, como ya se sabe-, representan casos contrapuestos. En Italia empiezan a sospechar que una selección paupérrima es el fruto de una Liga fagocitada por rutilantes jugadores extranjeros. En cuanto a Francia, los astutos sociólogos parisinos ya han concluido que el problema es justo el contrario: exceso de raperos de la banlieu con pasaporte francés.