1) Todos los años aparece en el Festival alguna película encuadrada en el género llamado ‘vidas cruzadas’, ése en el que se cuentan varias tramas a través de diversos personajes cuyas vidas no necesariamente se cruzan en momento alguno. En rigor, sería más propio hablar de ‘vidas deshilachadas’, pero mantendremos la nomenclatura en homenaje a Robert Altman y al gran Raymond Carver.
2) El género me gusta. Siempre acabo identificándome con todos los personajes, lo cual, descartado el factor empatía, quizás delate una cierta esquizofrenia. Hoy, se proyectaba en Sección Oficial a concurso la noruega ‘Home for Chritsmas’. Infidelidades, abandonos, embarazadas en apuros, antiguos amores y nuevos fracasos. Bien molona en líneas generales, con alguna escena incluso memorable. Eso sí: el tono gélido que se le supone al cine nórdico se hacía añicos de vez en cuando, a manos de una banda sonora abracadabrante.
3) Después llegaba la catalana ‘Elisa K’, un ‘jaimerosales’ de manual dividido en dos partes: la primera está rodada en blanco y negro, aunque lo mismo da porque es cine para invidentes, en la que una voz en off va contando todo detalladamente, mientras las imágenes ejercen de animal de compañía. En la segunda, una joven recuerda de sopetón un doloroso trauma ocasionado catorce años atrás y, claro, se desespera. Puede que haya alguna cosa en la película que resulte creíble -guión, interpretaciones, trama…-, pero ahora mismo no recuerdo ninguna.