La parte más aburrida del ciclismo no son las etapas llanas sin viento de cola, sino la liturgia que sigue a cada positivo. Vivimos en una permanente espera de los resultados del contranálisis, amenizada con simpáticas declaraciones que han alumbrado desde construcciones sintácticas simples -“no he tomado nada prohibido”- hasta piezas inmortales del surrealismo -“estoy […]