En buena parte de la literatura pijotaina que se publica hoy en día, está proscrito mentar el peliagudo asunto de los ingresos económicos de los personajes, generalmente, muy ocupados en afrontar las tribulaciones espirituales del hombre moderno (Belén Gopegui ha hablado y escrito bastante sobre este fenómeno literario).

No sucede tal cosa en ‘Hombres sin suerte’, el ‘thriller’ negrísimo de Juan Velázquez que transcurre en la Donostia de la penúltima tregua, con el Concierto por la Paz en La Zurriola de telón de fondo y el ruido de las declaraciones políticas como zumbido de compañía.

Tres personajes de distinta edad y condición se cruzan por la vida a esa hora de los días de labor en la que cierran los bares de esta ciudad, retratada como la vieja chocha que es, todo modales, ninguna educación. Y aunque también aparece una de esas localidades mediterráneas consagradas a las vacaciones de verano, pero fuera de temporada. Sería difícil cuál de las dos poblaciones transmite un tedio más mortal. 

Y como sucede en estos casos, los tres personajes ocultan sus respectivos secretos -no mucho más terribles que los que ocultamos todos- y actúan como si su suerte pudiera cambiar algún día, incluso una vez que es evidente que no será así y que la esperanza ha sido reemplazada por una suerte de inercia mecánica. 

En las antípodas de la novela negra protagonizada por detectives eco-feministas, ‘Hombres sin suerte’ ofrece un cuadro rigurosamente desolador de las rutinas laborales, la vida familiar, el tedio hogareño y la representación social considerada como el arte de engañar a todos, empezando por uno mismo.

La novela, publicada por la editorial aragonesa Eclipsados, se presenta el martes a las 19.30 horas en la Fnac de Donostia. Se supone que todo el mundo está invitado, pero tampoco te preocupes si a esa hora tienes planes para hacerte con alguna pasta extra, que no pasa nada.