Esteban González-Pons considera que en España no sobran funcionarios, sino políticos, por lo tanto, propone rebajar de 350 a 300 el número de diputados. Antes de seguir, una aclaración: González-Pons ostenta el cargo de vicesecretario de Comunicación del Partido Popular, un título nobiliario que lo mismo encajaría en una categoría que en otra, en todo caso, igual de inútil tal y como acaba de demostrar este mismo fin de semana Rajoy mediante su vacuo y aplaudido discurso.

En su infinita austeridad, el PP reduciría aún más el número de sus señorías -el mayor ataque coordinado que se registra en España contra las rentas más altas-, pero alega que no lo permite la Constitución, pese a que el magno texto legal ha demostrado recientemente una ductilidad que ya quisieran para sí los acróbatas del Circo del Sol.

Una vez que has ido al colegio electoral, lo mismo te da elegir a 350 que a 300, pero el caso es que incluso ésta se antoja una cifra abultada. Exceptuando a Duran i Lleida -que siempre podría ejercer de cámara de representación territorial- sus señorías se dividen en dos grupos similares con opiniones gemelas y objetivos idénticos. En un lado, se sitúan aquéllos cuya responsabilidad es tomar las medidas
equivocadas y en el otro, los que deben criticarlas despiadadamente, aún
compartiéndolas, absteniéndose de publicitar las suyas hasta una vez sorteados los comicios.

De hecho, el Congreso funciona habitualmente con no más de 50 diputados, probablemente, los mismos de cuyos servicios se planea prescindir ya que su asistencia a los plenarios ensucia la imagen del resto. Se dirá que están ejerciendo el Empleo Rural en la cafetería de la Cámara Baja o trabajando intensamente en comisiones, pero este argumento dejó de ser válido en el momento en el que las tareas preparatorias fueron utilizadas para desacreditar a los profesores cuando se negaron a impartir a la semana dos horas lectivas más.

En efecto: sobran diputados porque su trabajo ya lo ejercen los mercados. He aquí otro sector económico cuyo modelo de negocio debe reinventarse por mor de los cambios tecnológicos introducidos en la producción de bienes y servicios. Nos arreglarremos sin problemas con tan sólo 300. Al fin y al cabo, todos serán del PP -o de alguna corriente de opinión-, aunque la mitad de ellos nunca llegará a enterarse.