Con el tradicional inicio de campaña, esta noche se ha cerrado la que Zapateero inauguró hace un año y medio, justo cuando comprendió que su carácter profundamente liviano sucumbía frente a la pujanza de los mercados. Ahora, toca elegir al lacayo de éstos en la persona de Mariano Rajoy para que, aunque con ocho años de retraso, se cumpla la profecía de Aznar, de profesión, su dedo.
Cómo hemos llegado a esto es algo que los dos candidatos que en esta ocasión presenta el monopartidismo explicarán con todo lujo de detalles este próximo lunes por la noche en la Academia de Televisión. Rubalcaba, que se resiste a tirar la toalla, ha intentado levantar el ánimo de los suyos con una frase preñada de un optimismo un tanto alejado de la realidad: “Es más fácil que el Madrid gane al Barça que remontar a Rajoy”. Hoy en día, el enunciado de la oración debería ser “es más fácil que Amaiur gane a Rajoy que una Real campeona de Liga”.
El debate, que desgraciadamente no estará moderado por la jueza Angela Murillo, sólo costará medio millón de euros y durará 90 minutos, como si fuera un partido de verdad, con tres cambios autorizados por equipo. De finalizar en empate, habrá una prórroga de treina minutos y de persistir el resultado, una tanda de penalties.
A día de hoy, Rubalcaba y Rajoy retratan perfectamente lo que en esencia sigue siendo este país: improductivos, anacrónicos e inexportables. Su objetivo no es convencernos de que debemos votarles, sino persuadirnos de que lo que nos merecemos es tener que votarles.
Las otras opciones son UPyD, más que un partido, una agencia de calificación de deuda; Izquierda Unida, que paradójicamente y como los coches de alta gama, se vende mejor en períodos de bonanza económica, y las formaciones nacionalistas, presentadas en sociedad como aves rapaces que sólo existen para hacer en España lo que España debería hacer en Europa.
Ahora toca escuchar las propuestas, reflexionar serenamente sobre las soluciones y ya una vez despiertos, elegir la opción que mayores destrozos pueda ocasionar en esta precisa máquina de picar carne en que se ha convertido el mundo. La oferta es reducida y mengua cada día.