No es cierto eso de que siempre se van los mejores, a veces también lo hacemos el resto. Es el caso. Como los mejores restaurantes, El Jukebox cierra sus puertas unos días, declara un alto el juego incondicional, entrega todos sus teclados y se emplaza a sí mismo a dar pasos en firme en dirección fuga y tocata. Cualquier otra opción significaría estorbar y poner palos en las ruedas, lo cual quedaría feo con la Real ocupando el sitio que no se merece, aunque sí le corresponde, y Rajoy en vísperas de ser coronado. Ha llegado el momento de hablar en el campo. Como es tradicional, aquí dejo una cancioncita, para solaz de los visitantes del blog. No me pongan nerviosos a los mercados. Volveré para las abstenciones generales.
www.youtube.com/watch?v=A9gRbpe7LUU