España sigue en caída libre. Tras el hundimiento de la industria, la construcción, el sector servicios y el agro, la prensa augura hoy que los datos de la EPA del primer trimestre de 2012 anunciará que la destrucción de empleo ha llegado también a la Casa Real, que pasará de numerosa a monoparental vía decreto-ley-cortafuegos.
A diferencia de los partidos políticos que, antes de tomar medidas contra los presuntos corruptos, exigen primero una imputación y después una condena en firme, La Zarzuela ya ha empezado a tomar medidas preventivas contra Iñaki Urdangarín, presunto yerno del Rey y esposo de Doña Cristina mientras no se demuestre lo contrario. En caso de que tal hipótesis acontezca, se procederá a la reescritura de los hechos, de tal forma que lo que pareció ser nunca fue. Se le llamará cese temporal de la convivencia.
La juventud mejor preparada de la historia de nuestras monarquía ha demostrado un tino inmejorable a la hora de elegir pareja. Esta circunstancia ha puesto en evidencia su funcionamiento a imagen y semejanza del negocio piramidal. Así, el rey lleva treinta años nutriéndose de Tejero y Armada, el resto de la familia real se cuelga también de aquella gesta democrática y los escalones continúan descendiendo hasta ése en el que Letizia lleva dando de comer al amortizado Jaime Peñafiel desde hace al menos un lustro. Mientras tanto, el monarca asiste a todo esto con las gafas de 3D puestas, quizás para atenuar la sensación de irrealidad que se desprende de tan dolorosas circunstancias.
Urdangarín y Marichalar tiran por tierra la fábula de ‘La cigarra y la hormiga’ si repartimos los papeles respectivamente. Mientras que el segundo reactivaba el consumo todas las tardes, víctima de un síndrome de fashion victim de manual, el segundo socavaba la confianza de los mercados. El día en el que Letizia anunció su compromiso con el príncipe de Asturias prometió someterse al “ejemplo impagable” de la reina. Por lo visto, lo de “impagable” no terminó de convencer a alguno, que prefirió reinventarse de acuerdo a otros modelos de negocio bastante mejor remunerados.
El vasco es de natural honrado y trabajador, pero las malas compañías acabaron ejerciendo una influencia devastadora. Iñaki, forjado en los rigores chanchullistas que rodean al deporte en su faceta olímpica, acabó paseándose por las mismas moquetas que Diego Prado y Colón de Carvajal & Mario Conde, por citar a otros dos emprendedores extraordinariamente próximos a La Zarzuela. Los tribunales aún han de pronunciarse, pero en tanto lo hacen, procedamos a despedir a Urdangarín como merece. Cuando un duque se va, algo se muere en Palma. Por de pronto, ya ha empezado a cumplir pena preventiva de acuerdo con una de las más ancestrales tradiciones vascas, esto es, alejado de su domicilio. Esto explicaría su traslado a Whasington.