Las cuestiones de estado deberían quedar al margen de las personales. Tan absurdo es profesar la fe monárquica a lomos del ‘juancarlismo’ como convertirse al republicanismo cabalgando la ‘ola Urdangarin’. Que el primero sea un hombre campechano y el segundo, un pícaro -ambos en grado de presunción- son cuestiones irrelevantes. Con su voluntad de permanencia, nada […]