Gracias a que en España disfrutamos de un sistema impositivo progresivo que permite que los que más ganan sean precisamente los que más desfrauden, ya no es necesario necesario elegir entre evasión (fiscal) y victoria (electoral). Con el Partido Popular, ahora ya es posible disfrutar simultáneamente de estas dos conquistas del estado del bienestar y mejorquedar.

Siguiendo el mandato electoral de sus votantes, el Ejecutivo de Rajoy ha decretado una amnistía fiscal que quizás no aumente la recaudación, pero servirá al menos para constatar tres sospechas que ya albergábamos: a) pese a su virtual quiebra técnica, España aún cuenta con un importante número de multimillonarios; b) la situación del Gobierno es desesperada; y c) la Agencia Tributaria no sirve para gran cosa, más allá de la rutinaria revisión de nóminas.

La medida ha sido presentada como una decisión dolorosa aunque necesaria tomada en el nombre del pragmatismo, cuando en realidad se trata de la más surrealista iniciativa que se pueda imaginar. Qué clase de defraudador fiscal va a delatarse precisamente ahora que el Gobierno emite señales inequívocas de su propia impotencia. Pensar que funcionará una campaña cuyo lema es “Lava tu dinero negro a tan sólo un 10% de interés” no tiene nada que envidiar en el terreno del pensamiento utópico a cualquiera de los eslógamos acuñados por el movimiento ‘perrofláutico’ de última generación.

Sabedor de que los grandes evasores no comparten con sus ‘hermanos’ mediopelistas el gusto por alardear de sus proezas fiscales en la barra del bar, el Gobierno ha garantizado el anonimato a cuantos se acojan a esta medida de gracia. Es innecesario. El generoso pueblo español es e natural olvidadizo y nada reconroso. Pronto acudirá en masa a gastar en las principales cadenas de grandes almacenes revientahuelgas. Al fin y al cabo, el saqueo por omisión de las arcas públicas tan sólo acarrea el coste de retrasar entre quince días y un mes las intervenciones quirúrgicas programadas en la Sanidad pública.

El ‘programa oculto’ del PP consistía en recuperar todas aquellas medidas que el PSOE desechó en su momento, entre otras cosas, debido a la feroz oposición de los ‘populares’. En España, defraudar desgrava. He aquí la primera lección que nos imparten los maestros de nuestra educación en valores. Que sirva de último aviso: este Gobierno será implacable en la aplicación de una política de mano dura contra aquéllos que osen cumplir escrupulosamente con sus obligaciones fiscales, el resto están disculpados y todos nosotros, advertidos.