Así como es un hecho demostrado que la estupidez es un factor que se encuentra igualmente repartido por todas las formaciones políticas de centro-derecha, al margen de cuál sea su ideología, no disfruta de la misma presencia en todas sus cúpulas. En este sentido, aún hay jerarquías y el Partido Popular dispone de Esteban González Pons, gracias por compartirlo con todos nosotros.
En una entrevista publicada en Jot Down bajo el título de “la burbuja inmobiliaria fue buena”, el portavoz popular confiesa que en lo que se refiere a la serie ‘The Wire’ no ha pasado de la segunda temporada, precisamente ésa en la que el sindicalista Frank Sobotka recurre a chanchullos varios para salvar el universo laboral del puerto de Baltimore de la insaciable especulación ladrillera-municipal.
Este déficit cognitivo no le impide a Gustavo dictaminar que ‘The Wire’ “funciona como una serie clásica. Funciona como ‘Kojak’. O como ‘Starsky y Hutch’. Cada episodio tiene su principio y su final. Y no hay una trama profunda que lleve toda la serie adelante”. Dado que pocas series como la de David Simon muestran de forma tan explícita el cable eléctrico que, con afán totalizador, atraviesa sus cinco temporadas -hasta el punto de que su desmesurada ambición puede ser la única mella detectable en este pedruzco de cuarzo-, sólo cabe concluir que Pons padece un serio apagón mental que, antes que ‘The Wire’, le impidió comprender Kojak, demasiado compleja quizás para su hemisferio cerebral izquierdo.
La maldad trabaja sectorialmente, de forma que uno puede perpetrar los mayores crímenes y de vuelta a casa abrazar a su hijo, pero la tontería es invasiva, no deja resquicios para el respiro. Funciona de forma indesmayable durante las 24 horas del día, extendiéndose por todos y cada uno de los ámbitos de la vida. De una sabandija se pueden esperar altibajos porque todo el mundo tiene una mal día; el bobo es infatigable porque serlo no le acarrea esfuerzo alguno. La falta de luces resulta inocua para el portador, pero devastadora para su entorno.
González Pons es igual de balandrista explicando los últimos recortes en rueda de prensa que tirado en el sofá viendo la televisión. Ser obtuso significa no tener que decir nunca “lo entiendo”. No obstante, cuando la implacable coherencia interna de ‘The Wire’ resulta demasiado sutil para Esteban, uno vuelve a reconciliarse con la serie, acostumbrados como estamos a compartir nuestros gustos personales con un amplio espectro de gentes de fétido aliento.
Con todo, lo peor no es la alegre exhibición de un cerebro mentecato, sino su petición de disculpas. Amén de prometer en Twitter que ‘volverá a ver’ una serie que confiesa no haber visto, el dirigente conservador obvia todas las leyes de la más elemental cortesía al pedir perdón. Y es que uno puede disculparse por lo que hace o dice, pero nunca por lo que es. Ante eso, el titular de la tara no tiene culpa alguna y a los demás sólo nos queda sobrellevarle.