La proclamación como candidato a lehendakari de Patxi López dan ganas de introducirte en los secretos de la música ‘indie’; la de Basagoiti, de ver la integral de ‘Salvados’; la de Urkullu, de seguir con lo que estabas haciendo; la de EH Bildu, sin embargo, te propulsa a buscar cuanto antes a alguien que haya leído sus libros de Laura Mintegi o incluso, en casos muy extremos, a leerlos personalmente.

Si hay algo en este mundo que se parece más a una recreación pictórica de la Anunciación que los lanzamientos de nuevos móviles y dispositivos de pantalla táctil a cargo de Apple eso es la presentación de las nuevas marcas y candidatos de la Izquierda Abertzale. Mérito, sin duda, atribuible a su aparato de marketing y que se redobla hasta el pasmo a la luz de un dato incuestionable: incluso los movimientos más discretos de una organización perforada hasta el tuétano por la Guardia Civil suelen anunciarse con antelación y en régimen de exclusiva en los medios de comunicación menos afines a la izquierda abertzale. Podría decirse que EH Bildu siempre cumple la palabra dada por otro, en este caso, el periódico que ya contó todo esto hace quince días.

En efecto, para nadie es un secreto que la IA lleva infiltrada y/o pinchada la tira de años. Si esto fuese una película de Coppola y siempre siguiendo las enseñanzas de ‘El Padrino’ en materia de traiciones, el primer sospechoso sería el que propuso el reciente tapizado de la Parte Vieja con carteles contra varios junteros guipuzcoanos y el segundo, aquél que secundó la tropelía con encendido entusiasmo. El que personalemente la perpetró queda descartado por su condición de elemento liviano.

En la actual situación, cualquiera que se dedique a estimular desde dentro las peores tendencias de EH Bildu es ‘el topo’, ni siquiera es necesario que lo sea conscientemente. Si la Audiencia Nacional acuñó la figura penal del miembro de ETA que ignora que lo es, resulta igual de plausible la existencia del abnegado militante entregado a trabajar para el enemigo desde la ignorancia. No se requiere gran preparación, basta un idiota con un cierto predicamento.