Cuando alguien, lo mismo da un individuo que un país, acepta algo con el único argumento de que sale gratis es que se contempla a sí mismo como una máquina tragaperras. El Comité Olímpico Español no tendrá que pagar al contado el chándal olímpico, pero su precio estético es elevadísimo. Su diseño extiende cheques al portador que ningún cuerpo podrá pagar, por atlético que sea. La prenda es al estilismo lo que Fukushima a la energía nuclear y, sin embargo, ya se han alzado voces para decir que no está tan mal. lo cual demuestra que sigue habiendo gente para todo. En Donostia hay personas de orden que acusan a quienes los domingos van en chándal a por el pan y el periódico de estropear la ciudad a niveles muy por encima de las pintadas reivindicativas de las paredes. En el caso del chándal español, impropio del patio de una cárcel, su feísmo haría palidecer un salón recreativo diseñado por Santiago Calatrava. Siempre he pensado que alguien capaz de mostrarse en público embutido en un traje de luces no necesitaba ya demostrar su valor ante un toro y, sin embargo, la equipación deportiva española para Londres 2012 rompe con la tradición de la fiesta nacional para reivindicar los trajes de baño de ameba, aquella plaga que ya se creía erradicada. Desde el interior de este chándal es posible incluso contemplar con cierta nostalgia aquellos Juegos de Barcelona, en los que un abanderado Felipe de Borbón fue tildado de hortera incorregible por su indescriptible sombrerito. El despropósito actual evoca a Andrei Chikatilo, ‘el carnicero de Rostov’, que vistió durante todo el juicio la camisa oficial de Moscú’80 y, sin embargo, jamás hubiera aceptado ponerse el chándal español, no porque implique una confesión de culpabilidad, sino porque añade en sí mismo un nuevo delito al sumario. Se atribuye la autoría del engendro a la firma italo-rusa -una combinación letal si hablamos de la planta en moda para caballeros- Bosco Sport pero es probable que el diseño obedezca a patrones descargados de internet. Si es así ha llegado la hora de que los responsables confiesen su crimen y entreguen la banda ancha. Alegar que todo esto sale gratis evidencia hasta qué punto España no ha aprendido nada de la crisis, siquiera en el terreno estético, y que, llegado el momento preciso, volverán los permisos para urbanizar lo que queda de costa, si es que aún queda algo, por poner un ejemplo.