En contra de lo que creen los aficionados al cine de acción, la esencia del periodismo no es la investigación trepidante, sino la pregunta precisa. Esta confusión se debe a ese ejercicio de reduccionismo que consiste en jibarizar los periódicos a su sección de política.
La diferencia entre Ana Pastor y Sara Carbonero no estriba en los conocimientos que cada una de ellas atesora, sino en su puntería a la hora de preguntar. Que el Gobierno del PP prescinda de los servicios profesionales de la primera en el ente público no es un drama, sino un gesto en legítima defensa; al fin y al cabo, los populares fueron los que acuñaron la coletilla de “hacer las cosas como dios manda”, para estupor de medio santoral.
Lo trágico será soportar a sus sustitutos. Hace tiempo que la derecha ha renunciado a explicarse porque ha asumido los riesgos de que se le entienda. Para qué vas entrevistar a Rajoy si estás condenado a acabar titulando la charla con un “haré lo que tenga que hacer y lo que considere mejor para los españoles”, una frase que hubieran suscrito todos los gobernantes patrios que de Don Pelayo a la actualidad han sido, lo cual, por otra parte, explica cómo hemos llegado hasta aquí. En cualquier caso, Mariano sólo está autorizado por Bruselas a utilizarla en usufructo.
A Pastor no la destituyen por estimular el voto socialista con sus pérfidos cuestionarios, sino alentar a los líderes del PP a suicidarse respondiendo. Se castiga a una, pero para enseñar a cien. Esperanza Aguirre, Ruiz Gallardón, Martínez Pujalte y Mariano, sobre todo Mariano, dominan a la perfección el arte de recitar discursos en karaoke, pero cada vez que se enfrentan a una pregunta es como si les dieras una soga: se acaban ahorcando ellos solos. Los motivos por los que Rajoy debe huir de las entrevistas de Pastor son los mismos que aconsejan que rehuya los rigores a los que le sometería cualquier corresponsal de un medio extranjero.
Para llevar a buen término la legislatura, el PP necesita una simple escudería de periodistas de acompañamiento, adiestrados en sus piscifactorías, pero es que ya ni siquiera pueden permitirse esos dispendios intelectuales. Tendrán que conformarse con una recua de hoolingans. Bien mirado, no deja de ser una gran noticia. Por la boca muere el PP, la última vez al menos, así fue. Cuanto antes empiecen, antes terminaremos.