Como máximo representante institucional de España, ese crisol de culturas monoteístas, el rey reservaba hasta hace poco a la figura de la reina su prodigiosa capacidad para infringir humillaciones en público, pero últimamente su creatividad en este terreno se ha desbordado hacia objetivos más modestos. Ayer le tocó el turno a su chófer, con seguridad […]