Cuando vi que el PP se definía como un partido de centro y que Ikea llamaba a ‘república’ a tu casa a la vez que animaba a emprender la ‘revolución’, empecé a sospechar que Cristiano Ronaldo acabaría traduciendo como arrebatos de tristeza sus vulgares casquetas. En español o en portugués, tiene más lustre. Asistimos al expolio de las palabras públicas para su privatización, una vez evisceradas de cualquier significado. Ahora mismo, si vas a Google y tecleas ‘estoy triste’ antes de terminar la frase te sale por defecto una foto de Cristiano Ronaldo, quien acapara ocho de los diez primeros resultados de la búsqueda. Creíamos que ‘tristeza’ era el diminutivo de ‘melancolía’, patrimonio de los espíritus románticos con tendencias taciturnas, pero ha resultado ser el superlativo de ‘rabieta’, el territorio de los hijos únicos, cuán equivocados estábamos.
Tenemos que estar muy alienados para que el hombre que se embolsa 27.400 euros cada mañana tenga que atajar las especulaciones aclarando que su tristeza no está relacionada con el dinero. El jugador portugués ha venido al mundo a enseñarnos que tirar fuera todas las faltas no tiene por qué proporcionar necesariamente la felicidad. El origen de su desazón fue el descubrimiento de que nunca ha despertado tanta envidia como pena. Por nomenclatura, cabría esperar de que supiera llevarlo con resignación cristiana o al menos con dignidad ronalda pero ni lo uno, ni lo otro. Sirva como consuelo la certeza de que en breve sumará una nueva fuente de ingresos, en cuanto el fijador capilar ‘Tristeza’ patrocine sus mejores jugadas.
Mientras llega ese momento, bienvenida sea la desazón que le impide incurrir en sus celebraciones. La memoria es frágil, aunque no tanto como para sepultar en el olvido sus infames coreografías del ‘Ai Seu Te Pego’ ejecutadas en pleno césped, solo o en compañía de otros, pero a la vista de todos. Si Cristiano Ronaldo ya no va a celebrar sus goles es el momento de decirle, ahora más que nunca, “majo, no estás solo. Somos millones los que jamás los hemos celebrado”.