“Amigos, amigas… Gracias, muchas gracias por vuestros aplausos y enhorabuenas. Los primeros no los merezco y creedme que sé de lo que hablo y los segundos no los necesito, sé cuanto valgo y esta noche se ha vuelto a demostrar. Lo primero, quiero felicitar por su incontestable victoria al ganador de estos comicios, o sea, a mí mismo. Me he dejado ya varios mensajes en el buzón de voz del tipo ‘eres el puto mo’, ‘lo has vuelto a conseguir’ o ‘hay que ver cómo han tragado’ que escucharé en cuanto me lo permita mi apretada agenda. También quiero decir que ya me he puesto en contacto con mis contrincantes para, en estos momentos de derrota, zozobra e incertidumbre sobre su futuro, recordarles que mira que ya se lo había dicho y, de paso, comentarles que estoy a la espera de recibir sus felicitaciones. El tiempo pasa volando y no tengo toda la noche para ellos.
Amigos, amigas… acepto vuestro apoyo con ilusión, pero sobre todo con agradecimiento. No sé qué hubiera sido de mí a partir del lunes de no haber ganado, quizás hubiera tenido que trabajar el resto de mi vida. Dicho lo cual, es mi obligación advertiros que a partir de ahora gobernaré para todos, también para los que no nos han votado. Quiero decir con esto que no sólo incumpliré mis promesas electorales, sino también las de mis rivales, siempre en la medida de mis modestas posibilidades. A partir de mañana, dejo de ser el candidato de mi partido para convertirme en mi proipio lehendakari. Pienso gobernar para todos, aquí no se va a librar ni dios, podéis tomároslo como una amenaza, en cierta manera lo es. No prometo trabajo, sino resultados, cómo los consiga ya es cosa mía. Lo que ya adelanto es que en ningún caso antepondré los intereses del país a los de mi partido o a los míos propios, cumpliendo así el mandato que el pueblo me ha dado esta noche con su inequívoco respaldo por razones que, con franqueza, a mí también se me escapan.
Y no quiero entreteneros más porque la noche es corta y mañana tenéis que madrugar para poneros a trabajar desde el primer día. En teoría, habrá tiempo para realizar una valoración más serena de los resultados electorales pero ¿para qué? He ganado yo y es lo único que me importa. Que los analicen los que han perdido. Por mi parte, no quisiera terminar esta breve alocución sin despedirme de mi familia, a la que dudo que vuelva a ver el pelo hasta la próxima legislatura, dado que pienso entregarme en cuerpo y alma a difundir la marca Euskadi por el mundo. Vamos, que en los próximos cuatro años no creo que pase por casa más que para cambiarme de ropa. Y ahora, amigos y amigas… ¡a celebrarlo! Hay barra libre y cata de garrafones justo al fondo, al lado de la ventanilla en la que podéis -de hecho, debéis- depositar vuestras donaciones. ¡Nos vemos en los bares!”