En 1939, la ‘Partisan Review’ envió a una serie de escritores un cuestionario de siete preguntas. A saber, en formato resumido: 1) “¿es consciente, en sus escritos, de la existencia de “un pasado utilizable”; 2) “¿Considera usted que escribe para una audiencia determinada”?; 3) “¿Concede mucho valor a la crítica recibida por su obra?”; 4) “¿Ha encontrado posible ganarse la vida escribiendo lo que usted quiere, y sin la ayuda de muletas tales como la enseñanza y el trabajo editorial?”, 5) “¿Cree, recapacitando, que sus escritos revelan alguna lealtad a un grupo, clase, organización, región, religión o sistema de pensamiento?”; 6) ¿Cómo describiría la tendencia política de la literatura norteamericana en general desde 1930?”; y 7) ¿Ha considerado la cuestión de su actitud hacia la posible entrada de los Estados Unidos en la próxima guerra mundial?”.
El escritor James Agee, también crítico cinematográfico, autor del guión de ‘La noche del cazador’ y póstumo Premio Pulitzer por su novela ‘Una muerte en la familia’, respondió a estas preguntas que, en opinión de la ‘Partisan Review’, eran “básicas en cualquier discusión sobre la literatura norteamericana actual”. Y Agee contestó: “Entonces, que Dios ayude a la ‘literatura’ norteamericana actual o a cualquier otra” porque “son tan malas y tan reveladoras que es casi imposible contestarlas; y son de hecho más interesantes como revelaciones de que usted solo cree saber lo que es un buen trabajo”. Aquí van un brevísimo resumen de las repuestas:
1) “¿Un ‘pasado utilizable’? Beethoven ‘usó’ el ‘pasado’, pero ¿cree usted que alguna vez se preguntó ‘qué estoy utilizando, qué es útil’? Utilizables: todos los buenos artistas, todas las crónicas del pasado y en particular, todo lo presente y el pasado que existen en el mundo actual y recreado de la experiencia personal o especulativa.
Cristo; Blake, Dostoyevski; las fotografías de Brady; las cartas de todo el mundo; los álbumes de familia; las postales; Whitman, Crane, Melville, Cummings, Kafka, Joyce, Malraux; Gide, Mann; Beethoven; Eisenstein; Dovschenko, Chaplin, Griffith, Von Stroheim; Miller, Evans, Cartier, Levin, Van Gogh, récords de carreras, Swift, Céline”.
Y añade: “Y todo el material malo, confuso y soñador: ‘Life, ‘The Reader’s Digest’, cualquier diario, cualquier best-seller, la ‘Partisan Review’, El Museo de Arte Moderno: se aprende tanto de la corrupción, la confusión y otras cosas como de la mejor obra que se haya hecho jamás. Sólo al cabo de un tiempo uno empieza a conocer de memoria y, por anticipado, ciertos sectores y entonces, dejan de sernos últiles”.
2) “¿A qué se refiere con ‘audiencia’? Parte del tiempo uno escribe para todos los hombres que son sus iguales y sus superiores, y parte del tiempo para todos los engañados y capturados, y parte del tiempo para nadie. Parte del tiempo uno intenta comunicar (no necesariamente complacer); parte del tiempo intenta afirmar, con y sin comunicación. En los términos establecidos por usted, ningún escritor serio podría interesarse por la cuestión”.
3) “Si concedo mucho valor a la crítica. A veces concedo valor a la crítica de algunos a quienes respeto, de un modo o de otro. Pocos de éstos son críticos en activo. Estaría de acuerdo en que los suplementos literarios y los semanarios liberales son corruptos; pero más por la corrupción de las mentes que predican en ellos que por cualquier cantidad de publicidad o política”.
4) “No, no puede ganarse la vida.Un buen artista es un enemigo mortal de la sociedad; y lo más peligroso que puede suceder a un enemigo, por muy cínico que sea, es convertirse en beneficiario. Ninguna sociedad, por buena que fuese, podría madurar lo suficiente para mantener a un buen artista sin peligro mortal para dicho artista. Pero no hay que preocuparse porque este mismo buen artista es casi la única clase de ser humano viviente que sabe cuidar de sí mismo”.
5)”‘Encuentro, recapacitando’, que he sentido formas de lealtad o lealtad parcial hacia el catolicismo y el partido comunista. Me sentí cada vez menos a gusto en ellos y los abandoné. Siento una rareza, pero en absoluto una falta de compañía y que esta compañía está compuesta totalmente de hombres que se respiran mutuamente el aliento, ni requieren nada el uno del otro, sino que son de los únicos seres humanos libres (y como tales, los únicos concebibles liberadores de otros); y que esta libertad me parece inconcebible en una ‘democracia’ o en cualquier esfuerzo ‘cooperativo’ y comprometedor de la persona”.
6) “La tendencia política de la literatura norteamericana en general desde 1930 no huele más ni menos que todas las otras tendencias de todas las ovejas tendenciosas que comparten las mayor parte de lo que les gusta llamar literatura y que son tal vez los peores envenenadores del aire contra la buena escritura. No, tampoco me gusta el ‘nacionalismo literario’. Ni la ‘paz’, ni la ‘democracia’, ni la ‘guerrra’, ni el ‘fascismo’, ni la ‘ciencia’, ni el ‘arte'”.
7) “He considerado a menudo esta cuestión. Creo saber que haría una de estas cosas: 1. Alistarme en aquella parte de la guerra que pareciese más peligrosa, menos llamativa y menos adecuada a cualquier elección que pudiera tener a través de la ‘educación’, ‘clase’, ‘conexiones o habilidad personal. 2. Afiliarme al partido estalinista y hacer lo que me mandaran o Perforar desde Dentro. 3. Quedarme donde estuviera y escribir lo que pensaba de la Guerra, de los Pacifistas, etc… dondequiera que lograse publicarlo. 5. Escapar por cualquier medio posible y, por el mismo medio, continuar haciendo mi trabajo. De todas ellas, creo que mis esfuerzos más probables estarían entre la 1, la 3 y la 5. En otras palabras, considero que he estado continuamente en guerra, durante varios años y no puedo imaginar ninguna forma de armisticio. En esta guerra me siento ‘responsable’. Dudo de que cualquier otra forma de guerra incrementarar este sentimiento”.
Fin.
Todo esto me ha venido a la cabeza a raíz de la presentación esta tarde (19.30, Museo de San Telmo) del libro de Iban Zaldua ‘Ese idioma raro y poderoso. Once decisiones cruciales que un escritor vasco está obligado a tomar’. (Ed. Lengua de Trapo).