Cuando se acometa finalmente la elaboración del ya mítico ‘relato compartido’ resultará inevitable manejar algunos borradores incómodos. Por ejemplo, habrá que ser comprensivo con el estupor de los miembros de las FSE que han asistido durante décadas a proclamas tales como “votar a HB es votar a ETA” en mítines multitudinarios mientras las víctimas se circunscribían, por docenas, al ámbito de los uniformados y los civiles anónimos, ante la consternada pasividad de los partidos políticos, que sólo se plantearon emprender la vía de las ilegalizaciones cuando pasaron ellos mismos a ocupar el centro de la diana. Pongámonos por un instante en su pellejo, antes de calibrar las derivadas que en este contexto histórico se desprenden de audaz yuxtaposición del sustantivo ‘suelo’ al adjetivo ‘ético’.

Pero no nos detengamos ahí, porque idéntica lectura de los acontecimientos están legitimados a realizar los presos de ETA, que han visto cómo los sempiternos llamamientos a aguantar y las promesas de una inminente excarcelación fueron sustituidos por el pragmatismo acatador de leyes de partidos, en cuanto los dirigentes de la izquierda abertzale pasaron a ser susceptibles de su aplicación.

En cuanto a la Justicia, su tenaz empeño en mantener en prisión a Arnaldo Otegi por la reconstrucción de Batasuna a través de Bateragune colisiona de frente con la sucesión de los acontecimientos registrados desde 2009, todos los cuales vienen a indicar que cuando el líder de la IA proclamó aquello de que “ETA sobra y estorba” no estaba iniciando nada, sino poniéndole punto final. Dicho de otra forma, si Batasuna era un instrumento político al servicio de ETA, los hechos demuestran que, fuera lo que fuese lo que Otegi y Rafa Díez estaban alicatando, era algo independiente, ajeno y autónomo -por decirlo suavemente- de la organización armada. No resulta en absoluto descabellado sospechar que quienes desde la judicatura sostienen actualmente lo contrario rectifiquen en el futuro en caso de purga  por razones políticas, siguiendo la estela de algún otro magistrado ya en la picota.