Otoño de 1983: cuando no todo era ETA | El jukebox >

Blogs

Alberto Moyano

El jukebox

Otoño de 1983: cuando no todo era ETA

En los preparativos de la entrevista que publicaba ayer en el DV con el director Pablo Malo con motivo de la película que prepara sobre el caso Lasa y Zabala, topé con una derivada de aquel secuestro y asesinato mientras revisaba algunos viejos papeles. Es una historia triste más, que no va a ningún lado y carece de moraleja, lo que la convierte en susceptible de ser parasitada por cualquier teoría. En mi caso, la intención es que resulte perfectamente inútil. Aquí va la versión resumida.

De los interrogatorios a los que fueron sometidos Lasa y Zabala desde su secuestro el 16 de octubre, los secuestradores extrajeron información para cometer al menos un par de atentados. El primero fue el que costó la vida al miembro de ETA Mikel Goikoetxea ‘Txapela’ en Bayona el 29 de diciembre. Sin embargo, me centraré en el que diez días antes acabó con Ramón Oñaederra ‘Kattu’ en la misma localidad.

‘Kattu’ había formado parte de un comando que actuaba en Bizkaia hasta que le dijo a ‘Itxaso’, su responsable en ETA, “que quiero seguir militando en la ‘Empresa’. Mi problema es ir al otro lado; en este último viaje, me he dado cuenta de que ya no puedo superar el miedo, que no puedo, vamos”. Su intención era convertirse “en un simple militante”, fuera esto lo que fuera. Sin embargo, “en los últimos tiempos, la Organización había crecido enormemente” y en conclusión, Oñaederra pasó a convertirse en material ‘excedente’ para la ‘Empresa’, siguiendo con la terminología.

Pero el relato prosigue: “Cuando ‘Kattu’ se dio cuenta de que ya no estaba en ETA, trató de abrirse camino en Iparralde y tras varios ensayos encontró por fin un trabajo en el Bar Kayetenia”. Amigo de Lasa y Zabala, desde la desaparición de los dos tolosarras se “encontraba tenso, nervioso, fumando sin parar aquel tabaco de liar que le había puesto amarillos los dedos índice y corazón de las dos manos”.

-No sé si son manías mías o qué, pero desde hace unos días tengo la impresión de que me siguen-, le comentó a alguien. Y acto seguido le mostró una vieja pistola de calibre corto que había conseguido a través de un amigo. “La llevo conmigo cuando estoy en el bar y regreso a casa de madrugada”. “El arma estaba en mal estado y le hice un chiste sobre la posibilidad de que aquella reliquia disparase”, cuenta su interlocutor. “Es mejor no tener nada que llevar esa pieza de museo. ¡Vete a saber de qué guerra es!. Oñaederra “se río como siempre se reía, como un niño, aunque la voz le traicionase y le sonara entrecortada. Luego me explicó que habría tratado de que la ‘Empresa’ le facilitase una de verdad, sin éxito (….) porque quizás alguien pensó que exageraba”. En aquella época al menos, no sólo no todo era ETA, sino que incluso, llegado el caso, ni siquiera ETA era ETA, al menos, de acuerdo con los restrictivos criterios de la organización (en este punto, resulta ilustrativa la expresión “cuando ‘Kattu’ se dio cuenta de que ya no estaba en ETA…, el enverso de quienes poteriormente serían acusados de ser de ETA sin siquiera saberlo)

El 19 de diciembre, murió tiroteado junto a la barra del bar ‘Kayetenia’, “después de haberse defendido con un tiro de aquella vieja reliquia de museo que nada pudo hacer contra tres tiros” que acabaron con su vida.

Y ya está.

*Los entrecomillados pertenecen al libro ‘Regresar a Sara’, publicado en 1995 por Alfonso Etxegarai, deportado a Ecuador primero y a Sao Tomé y Príncipe, después.

Temas


julio 2013
MTWTFSS
1234567
891011121314
15161718192021
22232425262728
293031