Como si fuera el Festival de Toronto, La Sexta ha estrenado en exclusiva uno de los productos audiovisuales del año justo en vísperas de la inauguración del Zinemaldia. Se trata de ‘Bárcenas encadenadito’, un vídeo que recoge algunas de las cimas vitales del ex tesorero del PP en la prisión de Soto del Real. Así, Bárcenas fumando un puro, Bárcenas jugando al baloncesto, Bárcenas escribiendo y Bárcenas orando. En efecto, las coincidencias con ‘Un prophète’ son demasiadas como para considerarlas casualidad. Pese a todo, el valor del documento es innegable: se trata del primer himalayista español entre rejas, cumpliendo prisión preventiva en apnea.
La película, que sigue estrictamente los preceptos del Dogma, se sitúa a medio camino entre cualquier pieza de reality de Mercedes Milá y el cine de Jaime Rosales, de natural ininteligible y cuyo ‘Tiro en la cabeza’ también mostraba a sus protagonistas desde una distancia prudencial, de tal forma que era imposible captar los diálogos. Lo cual, nos remite a su vez directamente a las grabaciones clandestinas de los movimientos de miembros de ETA que la Guardia Civil realiza en Francia. Este dato apuntaría al Ministerio del Interior como autor de la vídeo-instalación dado que, en un rapto de modestia por parte del director, la película carece de títulos de crédito. La hipótesis es tentadora, pero la celeredidad con la que el abogado de Bárcenas ha pedido que declaren el director de la prisión y el responsable de Instituciones Penitenciarias resulta impropia del ritmo paquidérmico que dita las actuaciones de la Justicia. Lo cual, abre a su vez el abanico de posibilidades.
En cualquier caso, la cinta habla por sí sola de la pujanza de la industria cinematográfica española que, incluso en las circunstancias más adversas, continúa alumbrando notables productos capaces de cautivar a crítica y a público por igual. En realidad, así en los platós como en las cárceles, se necesita bien poco para hacer una película: un tema y dinero. En este caso, el primero traía consigo el segundo. Estamos ante la única película que ha conseguido eludir el IVA de Wert en su explotación comercial. Si, como dijo Godard, “el travelling es una cuestión moral”, habrá que reseñar que en ‘Bárcenas encadenadito’ no hay uno solo. Al fin y al cabo, constituye un retrato, si bien fragmentario, de la España actual.