La detención de un muñeco del Olentzero en Navarra a cargo de una dotación de la Guardia Civil; los tanques de la OTAN que iban a circular por la autovía a Pamplona y quienes se lo creyeron; la pelea, con intervención de la Ertzaintza incluida, en una boda donostiarra entre la familia autóctona partidaria de que se interpretara una canción de Benito Lertxundi y la foránea, que se oponía; la colocación de una ikurriña gigante en la plaza de Gipuzkoa considerada como la actuación más importante del gobierno foral en toda la legislatura; el “tendrán que legalizar la ikurriña por encima de mi cadáver” de Fraga Iribarne y quienes se lo creyeron; el bizarro vídeo de los tres encapuchados haciendo como que entregan unas cuantas armas -que luego se quedaron- a los verificadores, con albarán y todo; la obsesión de Urquijo con la txupinera de Bilbao; aquella antigua exigencia de negociar con “los poderes fácticos del Estado”; la exigencia de que no se proyectara ‘La pelota vasca’ en el Zinemaldia bajo el argumento de que a los espectadores no les convenía; el robo a punta de pistola por parte de un comando de ETA de una película francesa antes de su proyección en el Zinemaldia como una ‘ekintza’ enmarcada en la campaña de boicot a los productos galos; el “apoyaremos el Jazzaldia en la medida en la que incluya actuaciones en euskera”; la incautación de ocho armas -entre fusiles y metralletas- en la exposición sobre ETA en el franquismo que Xabier Zumalde ‘El Cabra’ instaló en su caserío de Artea, precintada finalmente por la Ertzaintza; Amedo explicándose en ‘Esta noche cruzamos el Mississippi’; la marca de cervezas que primero aceptó entusiasmada y luego rechazó amedrentada participar en el rodaje de ‘Lasa y Zabala’; y ‘Bartolo’, el concejal que se secuestró solo. Ya.