El presidente del PNV, Andoni Ortuzar, aprovechó anoche su paso por el ‘Euskadi pregunta’ de ETB2 para ofrecer una clase magistral de ‘real politik’ que, una vez impartida, redujo a filfa el resto de su discurso. Cuando Ortuzar sostuvo, con notable aplomo si hay que decirlo todo, que la postura de su partido respecto a las hipotecas bancarias se expresa de forma oficial en las instituciones democráticas mientras que los representantes que esa misma formación ha colocado en los órganos decisorios de Kutxabank tienen autonomía para hacer exactamente lo contrario estaba comunicándonos una revelación: la inexorable subordinación de la política a la economía, podríamos incluso hablar de una gradación que va del sometimiento a la humillación, pero no parece necesario ensañarse. Parafraseando a Rousseau o incluso a Darwin, nadie nace banquero rapaz por naturaleza, es la función la que crea el órgano. De hecho, seguro que el resto de los miembros del consejo de administración de la entidad financiera también observarían comportamientos mucho más humanos si a lo que optaran fuera a un cargo electo en las instituciones democráticas. En medio de todo este hipotético baile de máscaras, cabe preguntarse a qué vienen tantos temores a un proceso de privatización que Ortuzar desmintió rotundamente, un desmentido que junto con el resto de su discurso en pro de la dignidad de la función política, acabó despeñado en el barranco de la credibilidad.