Si matan a un político electo se suspende la campaña electoral.
Si víctima y verdugo pertenecen al mismo partido, con doble razón.
Si el motivo fue un despido, quizás no sea necesario suspender los despidos, pero sí las contrataciones.
Si matan a un tertuliano habrá que congelar las opiniones.
Si matan a un periodista habrá que arrancar una página del periódico.
Si matan a un médico que se aplacen los diagnósticos.
Si matan a un carpintero que sea al pájaro ídem.
Si matan a un Twittero, apaga y enciende.
Si el crimen es en Facebook, pasémonos a Tuenti.
Si matan a un futbolista, un minuto de silencio y hala, a brindarle la victoria.
Si se mata escalando un montañero ha muerto haciendo lo que más le gustaba (escalar, no matar)
Si matan al mayordomo se suspende el te de las cinco.
Si matan a un académico despidámosle con un sonoro “¡Hoyga!”.
Si matan a un empresario se suspende la creación de riqueza.
Si matan a un trabajador, imposible, alguien tendrá que hacer doble jornada porque esto no se puede quedar a medias.
Si le disparan a Reagan, que dejen de fabricar misiles balísticos.
Si lo hacen contra el Papa es que dios existe.
Si matan a un payaso se congelan las risas.
Si matan a un poeta se suprimen todas las rimas.
Si matan a John Lennon se prohíbe imaginar.