Todo lo personal es político; todo lo político es personal; Lo uno y lo otro caben en un tuit.
Si no se puede odiar no es mi revolución digital.
‘Impunidad’ viene de ‘imput’.
Las redes sociales son pelágicas.
El que followea la cuenta de la Policía, recoge ‘operaciones araña’.
Hasta el hashtag, todo es tuit.
Desnudar un Facebook para vestir a un Twitter.
Una cosa es la libertad de expresión y otra, la expresión del libertinaje.
No dejan ver lo que tuiteo porque tuiteo lo que veo.
Internet tiene todos nuestros datos, pero como tenemos 140 caracteres no se aclara.
Los FAV serán los RT del futuro.
“Sí se puede”. En caso contrario, apaga y enciende.
Los que tuitean fumando no son más que una pantalla de humo.
Todo lo que no te unfollow te hace más Trending Topic.
En las redes sociales hay más incitación al ocio que al odio.
Es la arroba que precede a la tempestad.
Todos incurrimos en un delito de colaboración con banda ancha.
El número de seguidores no es tan importante como cuántos de ellos llevan pistola.
No estoy de acuerdo con lo que dices, pero daría todos mis followers por tu derecho a twittearlo.
Es imposible dijo el CM; es arriesgado, dijo el abogado; no tiene sentido, dijo ‘La Razón’; a ver si te atreves, susurró el legislador.