La sombra 51 | El jukebox >

Blogs

Alberto Moyano

El jukebox

La sombra 51

Tendría que ver o leer ‘50 sombras de Grey’ –cosa que no creo que pase– para saber si promueve algo, en caso afirmativo el qué o si tan sólo se limita a contar una historia. Dudo de cualquier forma que su mensaje, en el caso de existir, sea más lesivo que el de cualquier programa de ‘tronistas’ emitido durante años en horario infantil, por poner un ejemplo.

Lo que sí tengo meridianamente claro es que un adulto de un país desarrollado en pleno siglo XXI no es un niño analfabeto condenado a la ignorancia. Nunca en la historia de la Humanidad tuvo una persona acceso a más argumentos dispares, a tal cantidad de razonamientos, a semejante montaña de información. Jamás hubo menos coartadas para instalarse en la confortable postración mental y alegar indefensión ante la inculcación de comportamientos es una farsa indecente que nos reduce a meros discos duros, receptores de pasivos de datos sin capacidad para elaborar conclusiones individuales.

Por otro lado, tampoco hubo nunca tantas vías de transmisión de informaciones, lo cual nos sitúa en una tesitura en la que sólo hay dos opciones: o lo asumimos y ejercemos nuestra libertad o decidimos de una vez a qué estricta obediencia nos sometemos. La primera opción implica asumir que en el terreno de la ficción a todos nos tocará convivir con lo que consideramos abyecto y qué. Porque si la historia de una pareja que voluntariamente se entrega a los juegos de dominación aflige a unos, ‘Je vous salue, Marie’, ‘El último tango en París’ o ‘El crimen de Cuenca’ incordia a otros. También la homosexualidad encuentra a quien la considera intolerable, aunque susceptible de tratamiento médico. Y a partir de ahí, es un no parar: ‘Lolita’ fue censurada, aunque resulta dudoso tanto que su autor como sus lectores devinieran en pederastas. En cuanto al marqués de Sade, fue encarcelado por cuantos regímenes políticos le tocó conocer en vida –y fueron unos cuantos–. Todos ellos desaparecieron, aunque su obra –en sí misma, inocua– parece que aún colea.

Podemos atribuir el éxito de ‘50 sombras de Grey’ al marketing. Me sumo. Y a continuación me pregunto por qué razón la ingente cantidad de recursos económicos invertidos en campañas publicitarias en pro de la igualdad entre hombres y mujeres se saldan con un miserable fracaso en medio de la más absoluta indiferencia, una especie de resignación a cumplir con una obligación estéril, a imagen y semejanza de lo que ya pasó con las dedicadas a combatir el consumo de drogas, ya sabemos con qué resultados. Queda el consuelo de que no parece que 70 años de cine soviéticos arrojara grandes resultados en materia de formación y educación de las masas, dicho sea con la perspectiva que dan los 25 transcurridos desde su desaparición.

El cine, el arte en general, no está para educarnos, para hacernos mejores personas o convertirnos en ciudadanos ejemplares. No debe pero es que, además, no puede. Sería injusto cargarle con semejante losa. Marilyn Manson no tiene la culpa de la matanza de Columbine y es una pena porque de serlo viviríamos en un mundo sencillo. Un millón de espectadores españoles han pasado por taquilla en tres días para ver la película en cuestión, dejando 7,3 millones de euros en taquilla. En términos planetarios, la cifra se dispara. De haber alguna sombra, debe ser ésa. Y si al llegar a casa algunos de ellos se han atado a la cama es asunto estrictamente suyo. Mío no lo es y no alcanzo a imaginar de quién podría serlo.

Temas


febrero 2015
MTWTFSS
      1
2345678
9101112131415
16171819202122
232425262728