Susurra Libertad | El jukebox >

Blogs

Alberto Moyano

El jukebox

Susurra Libertad

Hay gente que prefiere asistir a un concierto en un recinto en el que no se vendan bebidas que hacerlo en otro lugar en el que se expendan, pero ‘a precio de estadio’. De esta forma, se ahorra la engorrosa libertad de elegir y de paso, la tentación de incurrir en el clásico «he pedido una cerveza y me han robado». Voluntariamente, cabría añadir, pero eso nunca lo dice. Es una muestra de la conflictiva relación que, más allá de soflamas, mantenemos con eso que llamamos libertad.

La extraña pulsión se ha trasladado también al periodismo, en donde ha irrumpido con fuerza. Hace algún tiempo, el lector se quejaba de que no se entrevistara a determinada persona; hoy también se queja pero exactamente por lo contrario. Si algún medio preguntara a uno de sus lectores a quién le gustaría ver entrevistado, respondería con uno, dos, tres o cuatro nombres. Si la pregunta se interesara por a quién no debería entrevistarse, la lista se dispararía hasta las varias decenas. Porque como bien sabe la Iglesia Católica, que es una madrastra sabia que nos vigila a todos por igual, también se puede pecar de pensamiento.

Así, el pasado 22 de febrero un periódico madrileño publicó una amplia entrevista con el presidente sirio, Bachar al Asad, y como consecuencia, la Defensora del Lector tuvo que dedicar el domingo siguiente todo el espacio de su artículo a dar explicaciones ante las quejas de los lectores. Ítem sucedió con la entrevista de Jordi Évole a Arnaldo Otegi, trufada a posteriori de excusas explicativas, bien artículos en prensa, bien mediante entrevistas en televisión. Antes ya había pasado con ‘la madre del Cuco’ y volvió a repetirse el pasado domingo con José Bretón.

Una lectura benévola del fenómeno podría atribuir este afán inquisidor a la saturación informativa, pero todo apunta a que se trata más bien del censor de toda la vida, pero un poco más infantilizado, empeñado ya no sólo en evitarnos a todos los demás la tentación de incurrir en lo que considera pernicioso, sino también en conseguir que no le coloquen en el doloroso trance de tener que eelegir si lo ve o no lo ve, si lo lee o pasa de página. Para colmo, este especimen de reciente mutación ya no distingue entre entrevistador y entrevistado, con lo cual confunde las preguntas del uno con las opiniones del otro, al punto de que si el segundo contesta disparates lo atribuye de inmediato a que el primero los ha hecho suyos.

Las entrevistas se dividen en buenas y malas, pero no en función de quiénes son el entrevistador y el entrevistado, sino de la calidad de las preguntas y de las respuestas, y que haya que recordar algo tan obvio significa que si vivimos la irónicamente llamada «edad de oro del periodismo español» se debe, entre otras cosas, a que al lector medio no termina de pasársele la borrachera de «periodismo humano» en su gradación más redentora. Eso sí: luego grita “¡Libertad!”.

Temas


abril 2016
MTWTFSS
    123
45678910
11121314151617
18192021222324
252627282930