El posado de Mariano Rajoy frente a la cola del paro de una oficina madrileña del INEM se sitúa a medio camino entre la visión del esqueleto con la guadaña en la cabecera de la cama del enfermo y las visitas de Marilyn a las tropas estadounidenses en la guerra de Corea.
La excusa del líder del PP era anunciar la buena nueva: “Cuando gobierne bajará el paro”, un titular que agota las cuatro páginas de entrevista. El motivo real, en cambio, era situarse entre sus iguales, es decir, gente que pasa el día sin ocupación, aunque por motivos diferentes a los suyos. En definitiva, las únicas personas en disposición de aguantar sus exhaustivas andanadas verbales en torno a las diferentes ligas europeas y los avatares del pelotón internacional.
Y tras despachar un par de asuntos menores, como el próximo congreso del PP o su concepto de lo que es un contrato estable, Rajoy entró en materia para proclamar que “si fuera futbolista, sería un mediapunta. Como Kaká, como Cesc o como Iniesta. Los tres son jugadores seguros y fiables”. He aquí materia para resucitar las teorías freudianas en torno al yo, el superyo e incluso el ello.
Porque si algo ha distinguido al gran Mariano al frente de su equipo ha sido su siempre discutida condición de titular, su enorme capacidad para borrarse del campo cuando las cosas se complican y su innata tendencia a pelotear al árbitro, por no hablar de esa manía de llevarse el balón al terminar el partido. Por resumir, más cerca de un ‘Mágico’ González que de cualquier otro.
Sean cuales fuesen los argumentos esgrimidos por los responsables de ‘El Mundo’ para convencer al futuro presidente de que se dejara arrastrar hasta la oficina de empleo, lo cierto es que éste hizo síntesis rápidamente con el entorno. En las fotos aparece con aspecto destemplado, la viva estampa del desasosiego.
En una sociedad sana, el dirigente político -cualquier dirigente político- hubiera sido pasto de una sesión de plumas y alquitrán a cuenta de los parados. Aquí y ahora, probablemente no tuvo que soportar nada, salvo múltiples saludos, en ocasiones salpicados de peticiones de ayuda para encontrar trabajo.