Después de treinta años entre rejas -veinte por disparar contra el Papa y otros diez por asesinar a un periodista-, Ali Agca salió ayer de prisión con una buena noticia debajo del brazo: es “el nuevo mesías”.
Y es buena porque Agca, cuyo parecido con Gaspar Llamazares es insoslayable, anunció que “el fin del mundo está por llegar” y que “todo desaparecerá al final de este siglo”, predicción que se mire como se mire nos da un respiro ya que a estas alturas, tal y como está el cambio climático, a nadie se le pasaba por la cabeza que fuera a durar tanto. En todo caso, que vaya a contarlo a Haití.
El antiguo ‘lobo gris’, transmutado en ‘cabra canosa’, está dispuesto a “escribir la Biblia perfecta” -suena a nueva película de Wolfrang Petersen- porque la que venimos manejando en los últimos años “está llena de errores”. Seguramente es cierto pero tampoco parece motivo suficiente como para acribillar al Pontífice. O quizás sí.
El caso es que con el objeto de aclarar estos fallos, ya se ha puesto en contacto con Dan Brown, aunque no consta que el autor de ‘El Código Da Vinci’ le haya contestado, dado que es poco razonable que quiera compartir beneficios con quien poco puede aportar de novedoso a sus ya imaginativas historias.
Los psiquiatras afirman que Agca padece un “desorden de personalidad antisocial”, pero la prensa sospecha que todo esto responde a un plan de Mehmet para colarse en los platós de televisión previo cobro de millonarias exclusivas.
Las dos hipótesis no son incompatibles, pero si Alí insiste en esta línea de encadenar un disparate tras otro, lo más seguro es que acabe de presidente de algún club de fútbol. Hay precedentes. Si Hollywood se decide finalmente por el ‘biopic’, Tom Hanks estará localizable en todo momento.