Las elecciones municipales en San Sebastián son un juego que enfrenta a dos equipos -Amigos de Odón contra Selección Resto del Municipio- y que siempre gana Elorza. El cual, a su vez, ya no sabe qué hacer para perder alguna vez.

Ahora, coincidiendo con la celebración del Salón del Esoterismo, el alcalde anuncia que probablemente renunciará a la reelección si Donostia 2016 no pasa el corte de septiembre, una misteriosa liturgia a cargo de un jurado internacional que toma sus decisiones guiado por indescifrables arcanos.

Vincular una cosa con la otra es profundamente injusto. Las elecciones se rigen bajo estrictas reglas deportivas que obligan al vigente campeón a conceder a sus rivales la oportunidad de derrotarle en activo. Sólo monstruos insensibles como Aznar delegaron tal honor en otro, en este caso, Rajoy, desde entonces, un plusmarquista de las derrotas electorales.

Por otra parte, el anuncio resulta peligroso. Cualquier inquina personal contra Elorza por parte de algún miembro del jurado o bien una simple amistad con otro candidato daría al traste con las posbilidades de nuestra candidatura.

Finalmente, la decisión de Elorza conspira tanto contra el concepto de liderazgo compartido como contra el lema ‘Olas de Energía Ciudadana’. Así, la eliminación de Donostia 2016 y la consiguiente retirada del alcalde obligaría a dimitir en cascada, no sólo al diputado general de Gipuzkoa y a la consejera de Cultura del Gobierno Vasco, sino también a cuantos participaron en el Rompeolas Festival, desde los que participaron en la Carrera de Familias hasta quienes cantaron el Himno de la Alegría.

Probablemente todo responda a una estrategia para contrarrestar las presiones del ‘lobby’ socialista andaluz. Comprobado reiteradamente que el pueblo le ama, Elorza indaga ahora si el partido comparte esa adoración.

Sin embardo, está por ver si todo este conjunto de factores favorece o perjudica. Entiéndase bien: no se trata de estar en contra de la irresponsabilidad y la arbitrariedad ejercidas desde la inmadurez democrática. Tan sólo creo que es una prerrogativa de los votantes, no de los candidatos.

De hecho, ya he decidido vincular mi apoyo a Elorza siempre y cuando sustituyan las pistas de atletismo de Anoeta por confortables tricliniums romanos. De no darse esta circunstancia votaré a cualquier de sus rivales, eso sí, siempre y cuando el alcalde no consiga que alguna etapa del Giro de Italia tenga salida o meta en Donostia, en cuyo caso, reconsideraré el sentido de mi sufragio.