1) “Durante el Festival, todo es Festival”: verdadero. Por las mañanas, me afeito y sólo veo en el espejo un espectador. Al mediodía, como y la sopa me devuelve el reflejo de un columnista. A la noche, me tomo una cerveza y me sabe a blog.
2) “La acreditación te permite ver películas sin pagar”: falso. Entras en la sala gratis, pero pagas cada fotograma. Como decía la abofeteable profesora de ‘Fama’, “con sudor”. Día a día, así durante nueve, vas pagando al contado en ruedas de prensa indescifrables y en entrevistas compartidas en las que para cuando te llega el turno de hacer tu pregunta, ya la has olvidado cuál era, junto con otros datos, como quién es exactamente el entrevistado y cuál era la película en cuestión.
3) “Durante el Festival, la vida entera se congela”: verdadero. Desconectas de tus amigos, pierdes de vista a tu pareja, abandonas la lectura -excepto las críticas de los periódicos-, dejas de escuchar música y, lo que resulta aún más curioso, también de ver películas. Te limitas a asistir a proyecciones, pero no es lo mismo.
4) “Las acreditaciones se recogen en el Kursaal”: falso. Tú no recoges la acreditación, sino que es ella la que te recoge a ti. A cada txartela le corresponde un cuerpo. Te la cuelgas del cuello y a partir de ahí, es ella la que manda, ordena y guía todos tus pasos y pensamientos.
5) “Si tuviera que elegir qué parte colgante de su cuerpo se dejaría cortar, el acreditado salvaría siempre su acreditación”: verdadero. Se ignoran los motivos, aunque pueden responder a un mero cálculo de utilizaciones diarias, muy por encima de cualquier otro posible elemento rival.
6) “El acreditado se pasa el día flirteando de fiesta en fiesta”: falso. El acreditado divide su jornada entre las películas, el trabajo y trayecto que separa a ambos. La supuesta existencia de bandejas rutilantes repletas de canapés es una leyenda urbana. En cuanto a que todo cristo te llame “cari”, obedece exclusivamente a la retórica de quien te va a comunicar que la entrevista que tenías concertada se ha vuelto a retrasar otra media hora.