Dada la proverbial lentitud que caracteriza el funcionamiento de la Justicia en este país, lo asombroso no es que los tribunales hayan prohibido cautelarmente la exhibición de ‘A serbian film’, sino que lo hayan hecho antes de que se edite en formato DVD, incluyendo varios extras y el montaje del director.

El público de la Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián ha otorgado su premio a la película vetada, probablemente, aunque se ignora si entre sus filas figura el titular del Juzgado número 4 de Donostia.

La decisión de los espectadores de premiar una cinta no proyectada se situaría en línea con el pensamiento Saramago, quién no sólo ejerció de jurado en un Zinemaldia al que llegó tarde, sino que proclamó que ir al cine constituye una pérdida de tiempo. Sin embargo, no es el caso, dado que el público que esta pasada medianoche planeaba ver la película en la sala de cine lo hizo igualmente y a la misma hora, sólo que en su casa y previa descarga de internet.

Esta batalla comenzamos a perderla en el momento en el que esgrimimos la calidad de algunas obras pretéritas, también bajo sospecha en su momento e indiscutibles obras maestras a día de hoy -‘Saló’, ‘La naranja mecánica’…-, a modo de argumento anti-prohibicionista, como si los directores de serie B no tuvieran derecho al alcanzar los mismos grados de zafiedad y/o atrevimiento que los clásicos. 

Empiezan prohibiéndote que fumes en el bar y acaban dictándote la lista de películas que no te convienen. Al final, lo único que estos pobres de espíritu quieren es inculcarte la educación en valores, aunque para conseguirlo no vacilen en perder los modales. Sin duda, ignoran que el empeño en forjar ciudadanos ejemplares suele alumbrar súbditos aborrecibles.

Llegados a este punto, es hora de reclamar la reapertura inmediata de las salas X, dirigidas exclusivamente a mayores de 18 años que, aunque hayan renunciado ya a convertirse en mejores personas, aún aspiren a que les dejen elegir la película que desean ver.