Hoy nacerás el habitante 7.000 millones de este pedrusco giratorio que llamamos Tierra. Se te esperaba para el fin de semana, pero la muerte de Gadafi y las matanzas en curso obligaron a retrasar la adjudicación de tu dorsal. Las matemáticas son unas intransigentes, primera lección, así que te ha tocado en lunes, toda una señal.
Dicho de otra forma, te perdiste la tarde-noche, llegas para el afterhours. Si la estadísticas no mienten -y la segunda lección es que sí mienten- vivirás 68 años en el caso de que seas hombre y 70 en el de que seas mujer. Al principio te parecerá mucho, pero enseguida descubrirás que, en perspectiva, todo esto es apenas una canción de Los Ramones.
Deambulearás por aquí intentando entender algo y la segunda lección es que no hay nada que entender. Todo esperamos que cuando te vayas dejes un mundo mejor que el que encontraste, pero cada vez que intentes acometer semejante tarea alguien te recordará que ahora tienes que planchar. La media hora siguiente a este momen to -y ésta sería otra lección- absorbera tus buenas intenciones, devolviéndote una cáscara vacía.
Te pasarás la vida repartiendo felicidad y haciendo daño, aunque lo más probable es que no sepas diferenciar un momento del otro y que incluso los que confundas. Es mentira que siempre haya que decir la verdad, que tenemos lo que nos merecemos y que al menos un tercio de la vida la pasamos dormidos, generalmente, despiertos: la realidad es que la vida es el insomnio y el resto, atrezzo. Abrazarás verdades eternas con la obsolescencia programada, pero el mercado te ofrecerá nuevos modelos, con nuevas aplicaciones, mucho antes de que te inculquen la desconfianza hacia cualquier cosa que dure más de cinco minutos.
Recuerda también que todos los planes te estallarán sin temporizador, que la combinación de jugadores de la cantera con refuerzos puntuales no termina de funcionar, que en este mundo hay comida para todos -otra cosa es el desayuno y la cena-, que tu vida no será el resultado de sumar y restar méritos y deméritos, sino de revolver azar y casualidad en una coctelera en la que ejerces el papel de hielo picado, que habrá días en los que estarás tan cansado de ti mismo que te agobiará la sensación de conocer personalmente a los otros 6.999.999 trotones del planeta y que todos somos un número que no hemos elegido, pero al menos tú tienes la fortuna de saber cuál es el tuyo.
Bienvenido a la jaula de los monos evolucionados. Si cuando salgas has aprendido algo, no te olvides de comunicárnoslo, que se nos están acabando todas las certezas que debimos olvidar y necesitamos otras nuevas.