Death Not Dead | El jukebox >

Blogs

Alberto Moyano

El jukebox

Death Not Dead

En primera instancia, la celebración del Día de Todos los Santos invita a preguntarse si es que un vez hubo alguno o si tan sólo se trata de otro animal mitológico, pero resulta más sugerente soslayar esta cuestión y repasar a las principales corrientes ideológicas surgidas en torno al óbito. Sólo una sociedad que minusvalora la muerte puede restringir su celebración a un único día.

1) Los políticos de centro: es decir, todos los políticos. Creen ciegamente en la muerte del efímero estado del bienestar. Para mantener viva la ficción del bipartidismo, se han dividido en dos grupos: los que celebran con alborozo la defunción y los que mantienen oculta la noticia el fallecimiento, conservando el cadáver fresco en el congelador, según las enseñanzas de esos ciudadanos griegos que aún perciben la pensión del abuelo diez años después de finado. 

2) Los melómanos: creyentes a su pesar, asistieron perplejos a la muerte del vinilo y tras recomprar su discoteca en un nuevo formato, este sí inmortal, asistieron atónitos a la resurección del disco tradicional, todo hay que decirlo, a unos precios de caminar sobre las aguas.

3) Los profetas de la muerte del modelo de negocio: vienen a ser las funerarias de este nuevo mundo en el que el agónico no acaba de nacer y el bebé no termina de palmarla. De la muerte del modelo de negocio han hecho su negocio, anunciando la buena nueva en cuanto congreso o conferencia se les pone a tiro de tarifa. Sus víctimas expiran enchufadas a un gotero en el que se puede leer la leyenda:  ‘Innovar, reinventarse, emprendizajear’.

4) La muerte de la prensa: es el único caso en el que el inminente difunto se deleita describiendo minuciosamente las diferentes fases de su agonía. Tiende a ponerse en manos de todo tipo de curanderos -ver punto 3- con resultados naturalmente calamitosos. Su sueño es anticipar en exclusiva la noticia de su propia muerte y firmar personalmente sucertificado de defunción, un trabajo impecable con textos, testimonios grabados en vídeo, documentos de audio y fotos que, en su conjunto, se llamará ‘cobertura multimedia’.

5) La muerte no es el final: en efecto, no lo es. Aún quedan las precuelas, las secuelas, los trabajos póstumos, los bocetos, las maquetas y un sinfín de borradores cuyos derechos de explotación se encargarán de gestionar diligentemente sus herederos. Los patrones de este movimiento son John Lennon y Bob Marley, cuya obra póstuma demuestra que el enterramiento dispara la creatividad y que la obra póstuma puede superar ampliamente la firmada en vida. Mención aparte merece Elvis, que aún anda grabando inopinados duetos.

6) La muerte de nuestra cultura: una polifonía de voces nos alertan de los peligros del colonialismo cultural al que estamos sometidos. Desgarrados internamente por la creciente implantación del ‘Halloween’ estadounidense en detrimento de nuestras juergas atávicas, obvian un pequeño detalle: ante el sonido del timbre hogareño pulsado por una horda de niños ‘truco-trato’, las consideraciones de orden cultural pasan a un segundo plano, cuando no se desvanecen en el aire, dejando paso a esa ceremonia universal de la muerte, consistente en ver pasar toda tu vida en cinco minutos, para colmo de males, proyectada en analógico, sin extras y en la versión Director’s Cut.


noviembre 2011
MTWTFSS
 123456
78910111213
14151617181920
21222324252627
282930