1) Estamos acostumbrados a pasar el año en desagradable compañía, pero únicamente en Navidad se nos exige que simulemos felicidad. El esfuerzo es titánico y el resultado, devastador.
2) En estas fiestas nos juntamos en torno a una mesa todos los que apenas nos vemos el resto del año. En no preguntarse por qué radica buena parte del truco para mantener la paz.
3) Todo aquél que proclame el odio a la Navidad debe saber que el sentimiento es mutuo.
4) El principal factor que acentúa la depresión en estas fiestas no es darse cuenta de que uno esta solo, sino percatarse de que podría ser peor y estar acompañado.
5) Si la cena es pantagruélica se debe exclusivamente al hecho probado de que cuanto más tiempo mantengamos la boca ocupada en masticar, menores son las posibilidades de que digamos algo que dinamite la frágil velada.
6) Si bebemos como cosacos no es por ahogar las penas y estimular la alegría, sino para mantener el estado de ánimo en niveles socialmente aceptables en un ambiente de zambomba y turuta.
7) ‘Feliz navidad’ no es un deseo, sino una amenaza y ‘próspero Año Nuevo’ no es un augurio, sino puro ensañamiento.
8 ) Los programas de humor causan estragos en nuestra autoestima si nos reímos nosotros y estimulan el desprecio hacia los demás si lo hacen ellos.
9) ) El mensaje del rey y las reacciones mediáticas que suscita acentúan hasta el infinito nuestra sensación de aislamiento cósmico, lo cual siempre reconforta.
10) Atribuir la melancolía al recuerdo de los ausentes es una forma de disimular la abismal desazón que nos generan los presentes.