Los tiempos en los que los chistes comenzaban con la frase “van un español, un francés, un alemán y un inglés…” ya quedaron atrás. El emparejamiento estaba por encima de nuestras posibilidades. Ahora España se ha convertido en esa nación que el 80% de los estadounidenses siempre sospechó, con buen tino, que fue: un país centroamericano. La vieja sentencia de Cánovas del Castillo -“español es el que no puede ser otra cosa”- sigue más vigente que nunca. Estamos en un país que sólo resulta creíble cuando se toma a si mismo a la ligera. En estos momentos, el gesto severo de Rajoy desata la carcajada global.
Hoy en día, no eres nadie en el mundo del humor si no mencionas al menos un par de veces la palabra ‘España’ en tus monólogos. Ni Rajoy y Rubalcaba hablaron tanto del país antes del 20-N como los cancidatos franceses a la Presidencia de la República. Debimos sospechar que algo raro pasaba cuando los guiñoles franceses convertían en objeto de chanzas los éxitos deportivos de nuestros campeones, la única disciplina en la que la ‘marca España’ aún despunta, bien es cierto que bajo más sospechas de tongo que los propios Presupuestos Generales del Estado. En este punto, constatar que la reacción del Gobierno de Rajoy fue en aquella ocasión mucho más rápida y contundente que frente a la expropiación de YPF, aunque igual de estéril.
Las chuflas se acumulan. Se levanta el telón y aparece la Casa Real anunciando que el monarca está al tanto de todo lo que se está diciendo sobre sus correrías -circunstancia incompatible con su frenética recuperación-, a la vez que infanta Elena asegura con gesto severo que no se ha enterado de nada porque esta trabajando, lo cual si bien no justifica por sí misma nuestra dantesca situación económica, ayuda al menos a comprenderla en toda su magnitud.
La reina, por su parte, protagoniza el lunes la vuelta más rápida al hospital en el que yace su marido, almuerza con él el martes en un picnic clínica de tres horas que a su majestad debieron antojársele interminables -dado el salafismo de estricta observancia vegetariana de Sofía de Grecia- y anuncia para hoy que saldrá con neumáticos para lluvia y el depósito medio lleno, lo que le obligará a ir tres paradas.
Más: estaban Rajoy y su banda -antes, su gobierno- persuadiendo al resto del mundo de la catástrofe que la decisión de Cristina Fernández supondrá para la economía mundial, cuando en esto que va el ministro de Exteriores y asegura que el país suramericano “se ha pegado un tiro en el pie”. Se espera que Froilán replique en breve mediante un escueto comunicado: “Margassho, sos un pelotudo”. Como telón de fondo, TVE suprime el ‘Españoles en el mundo’ dedicado a La Patagonia, abochorna imaginar el estupor con el que será acogida la noticia en el Cono Sur.
Y para colmo, el Fondo Monetario Internacional irrumpe inopinadamente en medio de todo este guirigay para advertir que al PP quizás se le haya ido la mano en los recortes, dado que en cualquier caso su objetivo de déficit para 2013 no se alcanzará antes de 2018. Esto significa que España, aquel imperio en el que nunca se ponía el sol, pasará algún tiempo en régimen de colonia alemana antes de convertirse, quién sabe cuando, en un país emergente.