Sobran bancos, cajas y sucursales con sus correspondientes empleados. Sobran diputaciones, administraciones, duplicidades autonómicas y funcionarios. Sobran radios, periódicos y periodistas. También sobran escuelas y profesores, alumnos y aulas. Sobran universidades porque hay licenciados de sobra. Sobran médicos, hospitales, ambulatorios y, por encima de todo, sobran enfermos. Sobran pediatras porque no nacen tantos niños, y sobran pensionistas, jubilados y prejubilados. Sobran trabajadores, de la minería, de los astilleros y de los juzgados. Sobran políticos y, más que nada, sobran partidos, porque con dos es suficiente si van a ser iguales. Y sobran sindicatos, porque ya no hay trabajadores. Sobran impuestos, pero falta recaudación; sobran defraudadores, pero faltan inspectores. Sobran pisos y quienes los que los construyeron, así como quienes contruyeron y transportaron los materiales con los que se construyeron tantos pisos. Sobran hipotecas y buena parte de quienes las suscribieron. Sobran investigadores, becas y becarios. Sobran centros de cultura, museos y fábricas de creación. Sobran artistas, actores, directores de cine y películas. Sobran cocineros y restaurantes tres estrellas, así como también sobran comidas de trabajo y dietas. Sobran coches oficiales y coches en general, quienes los hacen y quienes los venden. Sobran agencias de calificación dado que ya todo es incalificable. Sobran Bruselas y sus recomendaciones, Alemania y sus órdenes, sobran monedas únicas y elecciones en los países rescatados, ante el riesgo de que se equivoquen. Sobran riesgos, sobran primas de riesgo y otros parientes lejanos. Sobran activos tóxicos y pasivos nocivos. Sobran pensamientos únicos, economistas de todo tipo y Paul Krugman, y también sus Premios Nobel, o al menos, les sobra dotación económica. Por cierto, sobran galardones literarios, festivales de cine, festivales de música y festivales de todo orden. Sobran competiciones deportivas y ya sin salir del fútbol, sobran equipos en Primera, la temporada se hace muy larga. Sobran aeropuertos, aviones, pilotos, controladores aéreos y pasajeros. Sobran Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, no tenemos delincuentes como para satisfacer tanto mercado. Tanto es así, que sobra la seguridad privada. Por cierto, sobran escoltas. A la Familia Real le sobran parientes, si es que no es la Familia Real entera la que sobra. Sobran Gibraltar, Ceuta y Melilla, y el condado de Treviño. Sobra territorio, en definitiva. Sobran palacios, palacios de congresos, congresos y especialistas en lo que sea, de hecho, sobran materias sobre las que especializarse. Sobran inmigrantes y otras “gentes venidas de fuera a robarnos el trabajo” que antes nos sobraba. Sobran festivos y fines de semana, estos últimos les sobran en especial a sus muy viajeras señorías del Tribunal Supremo. Sobran canales de televisión, vendedores a domicilio y teleoperadores. Sobran trabajos remunerados, derechos laborales y reivindicaciones salariales. Sobran Europa, los países emergentes y media población mundial. Sobran políticas de austeridad y faltan estímulos al crecimientos, o al revés, dependiendo de a quién preguntes. Y, por último, sobran expertos financieros que, tras largos años de estudios y análisis, y con todos los datos en la mano, sólo saben proponer que se recorte ‘todo lo que sobra’, que habitualmente suele ser todo.
Pregunta: entonces, ¿para qué sirve esto?