Los tiempos en los que un fantasma recorría Europa también pertenecen a la época en la que vivíamos por encima de nuestras posibilidades. Ahora, nos tenemos que conformar con que unos cuantos lelos vuelen en bussiness class por el espacio aéreo de la Eurozona a cuenta de la Eurocámara.

Jaime Mayor Oreja irrumpió ayer en el guirigay mediático para poner fin a décadas de rumores infundados y confusión interesada: la tele no es el opio del pueblo, sino su anfetamina. Sostiene el ex ministro del Interior que las imágenes de manifestaciones incitan a la gente a movilizarse y viceversa. Olvidó el eurodiputado del PP cerrar el círculo de su ingeniosa teoría y añadir que las imágenes de antidisturbios cargando de forma indiscriminada lo mismo contra peligrosos activistas que contra los usuarios del transporte público estimulan la espiral de la brutalidad policial que ha desembocado en escenas de violencia desatada susceptibles de acabar en el juzgado de guardia si, por poner un ejemplo, se hubiera ejercido contra animales durante el rodaje de una película.

Profundamente desasosegado por la desintegración espiritual de España y los tiempos de iniquidad que nos han tocado vivir, el ‘octavo pasajero’ que larva en el PP vasco debería estar más preocupado por tantas y tantas tentaciones que la sociedad de la información ha puesto al alcance de nuestra mano. Sepa don Jaime que hay gente que ha empezado enviando SMS los sábados y ha acabado practicando el sexting entre semana. De ahí a la cópula desenfrenada sólo hay un paso. Personalmente, las retransmisiones taurinas me incitan a lidiar con los uniformados recibiéndoles a puerta gayola, pero hay otros a los que les saca el don Tancredo que todos llevamos dentro.

La tele es buena, nos permite mantener la cabeza en modo chorlito, alejada de las preocupaciones cotidianas. Y, llegado el momento, votar a cargos electos bochornosos que sólo asoman las barbas para regañarnos, sin que se les conozca actividad alguna de provecho. Ahora, deben disculparme, acabo de ver Los Desayunos de TVE y siento un ansia irrefrenable de prepararme unas tostadas.