La Mesa del Parlamento Vasco celebró ayer la apertura ayer en Bilbao del Fun and Serious Game Festival -lo más en vídejuegos- con el anuncio de la adquisición de un lote de iPads para sus señorías, que al ser únicamente 75, se conformarán con tan sólo cien tabletas. Antes que nada, aclarar a los ‘sin papeles’ digitales que el iPad es un utensilio ideal para la lectura de “libros electrónicos y periódicos, navegación web y correo electrónico, además de permitir el acceso a otras actividades de entretenimiento como películas, música y videojuegos”, según detalla la Wikipedia, actividades todas ellas vinculadas de forma muy estrecha con la práctica de la democracia entendida como actividad cotidiana que se practica día a día.
En el mejor de los casos, los dispositivos táctiles ayudarán a los electos a sobrellevar el tedio inherente a las sesiones parlamentarias; en el peor, les servirán para enterarse de lo acontecido de víspera en la Cámara vasca. En cualquier caso, habrá que vigilarles de cerca porque los hay capaces de consultar los resultados del último Euskobarómetro en horas de trabajo, con tal de sobreponerse al sopor.
El desembolso se quedará en unos 115.000 euros, que se verían incrementados en otros 80.000 en caso de que permitan la firma electrónica del titular, una minucia en todo caso, suficiente en todo caso como para que te embarguen la vivienda en caso de impago, si incurrimos en los demagógicos terrenos de la economía comparada. En su contra juega el hecho de que siempre es precampaña en la planta joven de Apple: ninguna tableta ha conseguido conservar su vigencia a lo largo de toda una legislatura. Al contrario: cada año se presenta una nueva que deja obsoleta a la anterior. Ahora trata de visualizar a un parlamentario vasco del 2016 con un iPad de 2012 bajo el brazo y comprenderás que estamos tan sólo ante el inicio de una espiral imparable.
En cuanto a los contribuyentes, aún hemos tenido suerte: si
no llegamos a atrevesar una crisis que obliga a tomar medidas de austeridad y nuestros cargos electos a mantener un mínimo decoro en materia de comportamientos ejemplares, el lote hubiera incluido una pantalla de plasma para cada uno, de ésas que los pobres se compran en cuanto perciben algún tipo de ayuda por parte de la administración.