A Montoro hay que verlo en pantalla grande | El jukebox >

Blogs

Alberto Moyano

El jukebox

A Montoro hay que verlo en pantalla grande

Cuando Bruce Springsteen y un puñado de músicos se embarcaron en una gira que tenía más de anti-Bush que de pro-Kerry, ningún líder republicano tuvo la ocurrencia de arremeter contra la calidad de sus discografías, a lo máximo que llegó alguno fue a cuestionar su patriotismo. Hasta un gobierno tan sospechoso siempre de sectarismo como el venezolano ha obrado de idéntica forma con Mariana Rondón, directora de la galardonada ‘Pelo Malo’, una película cuya beligerancia anti-chavista ha provocado descalificaciones hacia la realizadora por parte del Ejecutivo y la prensa bolivariana, dejando las cuestiones cinematográficas para la crítica especializada.

Aquí, sin embargo, ésta la ejerce el ministro de Hacienda, que detecta problemas de calidad en la producción cinematográfica nacional, industria que soporta el IVA más elevado de Europa en virtud de un ajuste de cuentas. Aquí no hay dos Españas, sino muchas más. El problema es que a todas ellas les sobra su respectiva mitad. Montoro, por ejemplo, ejerce de ministro en un gobierno presidido por un fan confeso de ‘El árbol de la vida’ que sólo tras haber visto mucho fútbol pudo apreciar la película de Terrence Malick. De hecho, la última vez que se vio a Rajoy en una sala de cine fue en 1998 en Los Ángeles, con motivo de la nominación a los Oscar de la película de José Luis Garci ‘El abuelo’, una de sus favoritas junto con ‘Tesis’ y -qué sarcasmo- ‘Regreso al futuro’. Todo esto hace que resulte complicado otorgar credibilidad a un Mariano que sitúa ‘La catedral del mar’ entre sus lecturas preferidas, probablemente en un intento futil de evitar que alguien mencione el ‘Marca’.

La calidad -o su ausencia- nunca obstaculizó las fluidas relaciones entre el cine español y su público natural. De la descomunal cantidad de producciones que nos legó ‘landismo’ a la saga de ‘Torrentes’, pasando por ‘Los bingueros’ y demás títulos de la factoría Ozores, la recaudación siempre estuvo a la altura soñada por el ministro de Hacienda, quien -mal que le pese-, tampoco será nunca en Economía lo que fue un Semprún en la Cultura. Por otra parte, ‘El crimen de Cuenca’ o ‘Los santos inocentes’ no fueron películas de culto proyectadas en oscuros cine-forums, sino éxitos de cartelera y emblemas de la pujanza creativa española en el extranjero. Lo que pasa es que soportamos un país cuyo público se ha embrutecido hasta los actuales niveles que exhiben sus legítimos representantes.

Ya sabemos cómo efectúa los recuentos este Gobierno, enemistado con las letras y, sin embargo, inepto para los números: al igual que sucede con las manifestaciones, también es mucha más la gente que no va al cine que la que pasa por taquilla. Lo mismo podría decirse de los españoles dispuestos a acercarse a una urna con una papeleta del PP en la mano. Para Montoro, la cultura es un dispendio y el patriotismo, una oportunidad de ejecutar la venganza. Al ministro de Hacienda hay que verlo en pantalla grande y, a poder ser, con gafas de tres dimensiones, única forma de que parezca que consta al menos de dos.

Temas


octubre 2013
MTWTFSS
 123456
78910111213
14151617181920
21222324252627
28293031