Alberto Moyano

Que el interiorismo es un terrorismo se sabe, al menos, desde que se
mostraron las fotografías tomadas en la casa –¿o eran casas?– del
‘malayo’ Roca. Sin embargo, parece evidente que las imágenes difundidas
hoy por televisiones y agencias del interior de la casa de Cahors en la
que fueron detenidos cuatro etarras sufren de descontextualización.
Efectivamente, la cocina no es exactamente una franquicia de Solbes, ni
el salón invita a entregarse a una sesión chill-out. Puede incluso que
algunos de los objetos resulten difícilmente identificables para los no
iniciados en el manejo de explosivos y es verdad que el aspecto general
del conjunto de la vivienda hace pensar que allí se producía una
deflagración a diario. Sin embargo, el polvo negro que presentaban
todas las manillas de puertas y ventanas corresponden a la toma de
huellas dactilares y es que no hay que olvidar que la vivienda sale de
un registro policial intensivo de más de 48 horas.
También se han mostrado, entre CD, velas y revista de teleprograma, los
libros de de los ocupantes de la casa: ‘Esclavos del franquismo en el
Pirineo’ y ‘La ruta del esqueleto’, del chileno Ricardo E. Rodríguez. Y
otro, en francés, de título verdaderamente inquietante: ‘Reponse a
tout’.
Y aquí surge el misterior porque una exhaustiva búsqueda por internet,
a través de las páginas de fnac.fr primero, amazon.fr después y google
finalmente, ofrece un sorpredente recorrido por el mundo galo de la
‘respuesta para todo’, pero ningún ejemplar de los hallados presenta su
portada. O sea que nos encontramos ante una pieza codiciada por los
bibliófilos o ante una falsificación. O, bueno, también cabe que sea
una desfasada edición de hace un porrón de años, que será lo más
probable.