Alberto Moyano
Aún no se han apagado los ecos del pase del ‘Berlin’ de Lou Reed y
Schnabel. Ayer, las estrellas más atormentadas del periodismo hispano
volcaban por enésima vez esa colección de tópicos que delata la pereza
mental: que si es la obra más oscura de Lou Reed, que si hemos crecido
con esas canciones, que si no hay disco más deprimente –todo ello pese
la dificultad que entraña compaginar las dos últimas afirmaciones a no
ser que seas adicto a la depresión–.
Mucha literatura. Por supuesto que no es un álbum alegre pero
puedes escuchar ‘Berlin’ una y otra vez todos los días a lo largo de
toda la vida y nada en esa ópera arrebatadoramente romántica –¿hay algo
más romántico que el suicidio?– te llevará a hundirte bajo la nube
negra.
Otra cosa es que habláramos de ese otro disco de Lou Reed titulado
‘Magic & Loss’. Ahí sí que anidan los demonios, no de la depresión,
sino del sufrimiento físico y mental, rematados por la extinción:
diagnósticos pesimistas, tumorrres malignos y sesiones de quimioterapia
a cuenta de dos amigos cuyas vidas, finalmente, se cobró el cáncer. A
su lado, ‘Berlin’ es una broma.