La primera jornada del juicio contra el lehendakari Ibarretxe y los dirigentes socialistas Patxi López y Rodolfo Ares clausurará mañana el tiempo de enredar para dar paso a la precampaña electoral, con una obertura ante la que palidece cualquier pegada de carteles o mitin incendiario que hayamos conocido antes. De hecho, es probable que el resto de la campaña no logre estar a la misma altura.
Los tres están acusados de desobediencia a la suspensión de actividades e ilegalización de Batasuna en grado de colaboración necesaria. Juez y fiscal deberán hacer al menos dos ejercicios: uno, de introspección con el fin de aclararse a sí mismos cuál de los dictámenes sobre las vaporosasidentidades de Batasuna e izquierda abertzale prevalece en este caso; y dos, de malabarismo, de forma que quede meridianamente claro que, siendo ETA igual a Batasuna y viceversa, no es lo mismo reunirse con la una que con la otra.
Precisamente, no hay que olvidar que en calidad de convidados de piedra, también se sentarán en el banquillo cinco ex dirigentes de Batasuna, convertidos vía sumarial en una especie de virus de transmisión sexual, cuyo contagio estaría penalizado por la legalidad vigente.
Sobre lo que no hay duda es que las reuniones se celebraron. La primera, en Ajuria Enea; la segunda, en un hotel donostiarra. De hecho, si los tres procesados resultan condenados, sería la primera vez en la historia judicial en la que los propios autores de los delitos invitaron a las cámaras de televisión para que les grabaran durante su comisión.
Así pues, la cuestión de interés radica en establecer si los encuentros se celebraron con dirigentes de Batasuna o tan sólo con miembros de la izquierda abertzale. Desde esta perspectiva, resulta innegable la capacidad de la justicia para transitar por callejones sin salida.
Y esto es lo que hay. Los partidos que entre 2006 y 2007 no mantuvieron reuniones con Otegi y compañía o, simplemente, olvidaron hacerlas públicas, ya pueden ir asumiendo su condición de actores de reparto sin frase en esta obra inmortal del género ‘tribunales’.