Tal y como ya venían anunciando desde hace tiempo y en rigurosa exclusiva los mejores embalsamadores musicales del país, Antonio Vega ha fallecido. Si hubiera que rescatar su trayectoria en un par de palabras, éstas sólo podrían ser “mala” y “suerte”. Vega hizo síntesis con esta letal combinación y eso ha marcado al hombre
La heroína fue la primera estación de este vía crucis. La adicción y las enfermedades oportunistas que la acompañan dieron al traste con su aspecto físico. Y lo hicieron con sorprendente rapidez. Esto atrajo de inmediato a los desprendidos homenajeadores que, en alegre cortejo, manufacturaron allá por 1995 el homenaje lúgubre con epitafio y todo. ‘Ese chico triste y solitario’, fue el título elegido por las plañideras, suficiente en cualquier caso como para recaer en el tabaco.
Tampoco se puede decir que tuviera suerte con las ventas. Su música, a tramos pesadísima, era más fácil de elogiar que de escuchar. De esa suerte, Nacha Pop ni por asomo fue superventas hasta que decidió editar la grabación de su despedida. A partir de ahí, sus producciones se saldaron con cifras algo menos que minoritarias, aunque sus conciertos mantuvieron asistencias medias por encima de la línea del morbo.
Al hablar de su repertorio, no puede obviarse que fue pasto del manejo de desaprensivos, desde el versioneo de ‘La chica de ayer’ a manos de Enrique Iglesias hasta el intento de convertir esa misma canción en el himno de los ochenta que nunca fue, misión que corrió a cargo de una serie televisiva revisionista. Sin éxito.
Hasta qué punto la pervivencia de algunas de sus canciones en el tiempo está cosida a su aspecto demacrado es algo que pertenece al terreno de las especulaciones. Lo que resulta irrebatible es que Vega constituía un ejemplo acabado de mala influencia musical, por cuanto sus enseñanzas siempre fueron asimiladas por sus seguidores de la peor manera posible.
Buena parte de los pocos músicos serios que arrojaron los ochenta madrileños se reunieron en el escenario con los Burning hace un par de décadas para grabar el primer disco en directo de los de La Elipa. Tres de ellos ya han fallecido y un cuarto está musicalmente K.O. Muy fuerte, que diría aquél.