Una vez más, la dimensión real de la crisis económica viene dada, no por las declaraciones de políticos y expertos, ni siquiera por los datos que aportan a modo de sudoku, sino por las medidas desesperadas cuya aplicación se baraja y en algunos casos se aprueba.

En este contexto se enmarca la idea lanzada el miércoles por el departamento de la Hacienda Foral de Gipuzkoa de habilitar próximamente un teléfono para que los ciudadanos depositen, de forma anónima of course, sus denuncias sobre fraude fiscal.

Nadie podrá negar la pertinencia de esta iniciativa, un capítulo más de eso que se llama educación en valores, por mucho que denunciar el fraude fiscal en Gipuzkoa sea -parafraseando al protagonista de ‘Apocalypse Now’- como poner multas por exceso de velocidad en las 500 Millas de Indianapolis.

Cuando ha habido ocasión de conocer los ingresos que de media declaran en Gipuzkoa empresarios y profesionales liberales se ha revelado la infinita, aunque inverosímil, modestia de estos contribuyentes, cualidad ausente de los asalariados sujetos a nómina, expertos en lo que se conoce como declaración minuciosa de ingresos.

Cabe esperar que el hecho de que la brillante idea evoque el tufo de aquellas denuncias, también anónimas, que dieron pie al llamado caso Leganés sobre la supuesta sedación de enfermos en las Urgencias del Hospital no haga que finalmente le tiemble el pulso al organismo recaudador.

Y tampoco debe desanimar a los impulsores de la idea una eventual y previsible utilización del número telefónico para la chanza cuidadana, desde llamadas preguntando si es ahí donde se venden las entradas para Springsteen hasta los tradicionales jadeos de los bromistas más clásicos.

Tan sólo queda desear que tan prometedor sistema de chivatazos se extienda también a la denuncia de otros delitos y fechorías castigadas por la ley con el objeto de que la autoridad competente ponga de inmediato manos a la obra.

De hecho, es que dan ganas de llamar ya para cualquier cosa, qué sé yo, pues por ejemplo recitar de corrido y a quien corresponda la lista de los conciertos programados para la próxima Semana Grande. Y que se llegue hasta el final, hombre.