El encuentro propiciado por DV y publicado el pasado domingo entre el alcalde donostiarra, Odón Elorza, y el diputado general de Gipuzkoa, Markel Olano, sirvió para la típica confrontación de ideas, intercambio de puntos de vista y puesta al día de proyectos, todo desde el liderazgo compartido.

Ilustrada con una imagen de los dos cargos públicos en bicicleta que ya anunciaba la gesta alpina de Euskaltel, la entrevista recogía una declaración de Elorza, que podría parecer insólita, y la consiguiente reacción de Olano, próxima al estupor.

“No tengo la percepción de que soy un político”, aseguraba en el fragor de la charla el alcalde plusmarquista. Es más: como el toxicómano que acude a las Barranquillas y comenta lo hechos polvo que están todos los demás, Elorza se declaraba asombrado por la degradación de la actividad pública: “Cojo el periódico y digo: ‘desde luego, cómo está la política'”. ¿Estamos ante una audaz puesta al día del mítico “haga como yo, no se meta en política” del inolvidable caudillo? Es posible.

Podría haber recurrido al manual del adicto y declarar con solemnidad: “Sí, soy político, pero de vez en cuando. Lo tengo controlado. Puedo dejarlo cuando quiera”. Sin embargo, opta por la negación del problema, la peor hipótesis posible de cara a su recuperación para la sociedad. (¡Qué mal ejemplo ha dado a los niños Michael Jackson con su ardiente negación de que se hubiera sometido a múltiples operaciones quirúrgicas!)

A todo esto, Olano le dirige una mirada que el periodista califica de “asombro” y que seguramente fue muy parecida a la que le hubiera dedicado si el alcalde le hubiera anunciado su intención de presentarse al Concurso de Pelo Pantene del Verano.