En tres décadas de asistencia a conciertos, la única vez que me he topado en la barra del bar del recinto con el cantante que debía actuar a continuación fue con Evaristo, el cantante de La Polla Records, en el Gaztetxe de Egia, allá por mediados de los ochenta.
Anoche fue la segunda ocasión. Qué hacía Bruce Springsteen un par de horas antes de su actuación en una de las barras cervezeras instaladas en el césped de San Mamés es algo complicado de adivinar. Codo con codo con quienes pedían sus birras, el hombre habló con todos, saludó a quienes se lo solicitaron y se fotografió con algunas decenas. En efecto, la situación era absurda.
Luego, lo que ocurrió sobre el escenario entre las diez de la noche y la una de la madrugada, fue el desarrollo de la misma idea, pero por otros medios.
El concierto bilbaíno no fue ni mejor ni peor que cualquier otro de los que viene ofreciendo en los últimos años. En los tiempos en los que el ensimismamiento mirapiés es interpretado como señal inequívoca de la enorme sensibilildad que atesora el artista en cuestión, Springsteen sigue instalado en la intensidad. Eso le convierte en blanco fácil de tantísimos comentarios víctimas del cliché.
El sistema del artista y su banda es de una pasmosa sencillez: se basa en barrer de derecha a izquierda y de arriba abajo las expectativas del público, sea cual sea éste. Cuando la cosa amenaza con deslizarse hacia la pachanga, afloja una balada intimista; cuando la emprende con su irrelevante repertorio reciente, vuelve de un salto a sus clásicos; y cuando parece que la demagogia se instalará en el escenario, se entrega al detalle emocional. Así, ‘Hungry Heart’ suena igual que en cualquier otra parte, pero ‘Factory’, por poner un ejemplo, adquiere en Bilbao una densa costra que te depila brazos y piernas mediante el método abrasivo.
Dicho lo cual, hay que reconocer que esta gira huele a despedida de la E Street Band. En puertas de su sexta década, algunos de sus componentes están en serio riesgo de derrumbe inminente. En lo que a Springsteen se refiere, probablemente se retirará un tiempo. Si vuelve, ya puede ir pensando en hacerlo en otro formato.